Uno de los principales objetivos que todo médico persigue al tratar a un paciente, es el de afectar en la menor medida posible su calidad de vida; sin embargo, existen contados casos en los que el profesional de la salud no muestra el menor interés en procurar el bienestar del paciente. Tal es el caso del médico británico Ian Paterson, quien “jugaba a ser Dios” con sus pacientes.
El pasado sábado 29 de abril, Paterson fue encontrado culpable por diversos casos de mala praxis médica por parte de un tribunal en la ciudad de Nottingham, esto luego de “realizar procedimientos que eran totalmente innecesarios y que no tenían la menor justificación médica” en al menos 9 mujeres y un hombre, quienes pusieron su salud en manos del “profesional de la salud”.
Según narraron en la corte varias de las víctimas del galeno, de 59 años de edad, éste exageró en muchos casos el riesgo que tenían de desarrollar cáncer con el objetivo de llevar a cabo cirugías innecesarias, así como el de incrementar el costo de las mismas.
Como resultado de los 20 cargos de “intención de herir a otra persona” en contra de Paterson, acumulados entre 1997 y 2011, el Sistema Nacional de Salud del Reino Unido debió desembolsar una cantidad cercana a los 21 millones de dólares.
De acuerdo con algunas de las víctimas de Paterson, éste buscaba realizar la intervención quirúrgica a como diera lugar, independientemente de que los exámenes de rutina no mostraran ninguna anormalidad.
Le escribió a mi doctor para informarle que iba a proceder con la extirpación de los bultos aunque las pruebas habían salido negativas, porque tal vez los exámenes habían pasado por alto el riesgo de cáncer”, indicó Rosemary Platt, quien fue atendida por Paterson en 1997.
Más allá del costo excesivo que Paterson cobraba a sus pacientes por las innecesarias operaciones, lo que atrajo la atención hacia este personaje fue su forma de proceder, pues en lugar de aplicar los procedimientos regulares optaba por otro método mucho más agresivo conocido como masectomía incisiva-ahorrativa, misma por la cual fue recomendado en más de una ocasión por sus superiores, y que incluso redujo notablemente la sobrevida de algunas de sus pacientes.
“No hizo lo que le pidió. Le dejó tanto tejido que ella tuvo que continuar utilizando sostén”, reveló Shirley Moroney, hermana de una de las pacientes de Paterson, quien a consecuencia de la intervención efectuada por Paterson debió retrasar su tratamiento de radioterapia y quimioterapia, falleciendo en octubre de 2008.
Cabe destacar que, de acuerdo con la investigación realizada por la propia NHS en torno a la figura de Paterson, sus yerros no se debieron a falta de pericia o incompetencia, sino que el médico los realizó de forma deliberada, incluso después de las llamadas de atención por parte de sus superiores.
Si bien el médico no explicó sus razones para proceder del modo en que lo hizo, tanto sus pacientes como el reporte elaborado en torno al caso aseguran que Paterson “tenía un complejo de Dios. Abusó de la confianza que sus paciente pusieron en él y jugó a ser Dios con sus vidas”.
Sin lugar a dudas un escalofriante caso de un profesional de la salud que olvidó la razón por la que se convirtió en médico y puso las necesidades del paciente al último, por detrás de su satisfacción personal y su bienestar económico.