Un trabajo periodístico deThe Washington Post recaba testimonios de prisioneros de guerra opositores al régimen del presidente sirio del Bashar al-Assad, quienes aseguran que en el Hospital 601 los pacientes no son atendidos ni alimentados, sino expuestos al hambre y torturas para acabar con sus vidas.
El nosocomio, ubicado a 800 metros del palacio del presidente, no es el único sitio de tortura en el país, pero sí uno de los más notorios luego de que una serie de fotografías proporcionadas por sobrevivientes, entre rebeldes y soldados desertores del régimen, se hicieran públicas, si bien el mandatario las ha tachado de “noticias falsas”.
Cadáveres amontonados en baños y letrinas se mezclan con hombres moribundos y torturados. Los cuerpos, después de un tiempo, son documentos y se “despachan” para un entierro masivo y anónimo.
Prácticamente desde el inicio del conflicto bélico en Siria, la medicina de ha usado como arma contra los opositores al régimen, ya que se realizan amputaciones por heridas menores y los hospitales militares como éste abrieron alas para encerrar a prisioneros a quienes no se les alimenta.
De acuerdo con la Red Siria de Derechos Humanos, desde 2011 a la fecha más de 100 mil personas han sido arrestadas o desaparecidas.
Los sobrevivientes del Hospital 601 dieron testimonio al diario mientras se encuentran refugiados en Turquía, Líbano y Europa.
Imagen: Infobae