Finalmente, tras meses y meses de ardua batalla electoral, este martes 8 de noviembre millones de estadounidenses salieron a las calles para ejercer su derecho al voto y determinar el futuro de los Estados Unidos (y buena parte del mundo) por los próximos 4 años, en una votación que se figura más a la forma en que un médico debe elegir el tratamiento a seguir con un paciente.
A lo largo de casi dos años hemos sido testigos de la batalla por llegar a la Casa Blanca, batalla de la cual Hillary Clinton y Donald Trump han sido los últimos dos sobrevivientes y que ha tomado mayor interés para México y los mexicanos ha medida que el magnate, quien se ha caracterizado por un discurso xenófobo, ha ido superando escollos.
En un principio la disyuntiva de los estadounidenses parecía centrarse en cuál de los candidatos tenía las mejores propuestas para su país, casi de la misma forma en que un médico analiza las diferentes alternativas de tratamiento que existen para un paciente, poniendo en la balanza pros y contras, y eligiendo al final aquella alternativa cuyos beneficios excedan los efectos adversos que pudieran presentarse.
Sin embargo, con el paso de los meses, ante las propuestas vacías, los ataques y los escándalos, el pensamiento de los estadounidenses fue cambiando de manera similar a como sucede con un médico cuyo paciente no reacciona de la manera esperada a aquellos tratamientos que se pensaba podían resultar efectivos.
Hoy, finalmente los estadounidenses quedaron como un médico que ha agotado todos los recursos, un médico que luego de haber visto fracasar los tratamientos más viables debe de conformarse con escoger el tratamiento potencialmente menos negativo con la esperanza de que ésta pueda ser la respuesta que estuvo buscando desde el principio, aunque no lo parezca… algo así como un “Hail Mary” en el futbol americano, o como bien lo define el New York Post en su portada del día martes, “Vota… por el que te desagrade menos”.
Sobra decir que, como simples espectadores que nos tocó ser en esta ocasión, todos estamos deseosos que la elección realizada por el médico sea la correcta (pues la salud del paciente en cuestión terminará afectándonos directamente) y el paciente pueda tener una recuperación exitosa… aunque para saberlo aún deberemos de esperar un poco más.