Con base en la Organización Mundial (OMS) hasta un tercio de la población de todo el planeta padece hígado graso no alcohólico. Mientras que en el caso de México la prevalencia podría ser del 50 por ciento, por lo que prácticamente una de cada dos personas sufriría de esta patología. El principal motivo es porque se trata de uno de los países en donde gran parte de la población reúne los principales factores de riesgo
Principales factores de riesgo
De acuerdo con la Dra. Graciela Castro, vicepresidenta de la Asociación Latinoamericana para el Estudio del Hígado (ALEH), muchas enfermedades que se padecen como sobrepeso, diabetes e hipertensión no han sido atendidas de la manera adecuada debido a la crisis sanitaria mundial.
Por ello consideró que se deben tomar acciones inmediatas para contrarrestar lo que ya se considera un problema de salud pública. Así como pasa con otras enfermedades crónico-degenerativas, el hígado graso no presenta síntomas en sus etapas iniciales. Por lo mismo se le cataloga como una patología silente que puede estar presente por años sin que el paciente lo sepa.
La Dra. Castro alertó sobre la importancia de diagnosticar y tratar a tiempo dicha enfermedad. Por lo regular tiene relación directa con los altos índices de obesidad, hipertensión y diabetes. Todos los padecimientos mencionados son de lata incidencia en México e inclusive se han incrementado durante la pandemia por el sedentarismo.
Enfermedades de alta mortalidad en las que puede evolucionar
El gran peligro que representa la también llamada esteatosis hepática radica en que es un padecimiento silencioso como la hipertensión y los males cardiovasculares. Al no ser diagnosticado oportunamente puede evolucionar hacia problemas más severos como cirrosis, fibrosis y cáncer de hígado.
Con respecto a los profesionales de la salud, pueden consultar la Guía de Práctica Clínica elaborada por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). El documento contiene las indicaciones sobre el correcto diagnóstico y tratamiento de los pacientes.
Por su parte, otros factores de riesgo comunes para padecer hígado graso no alcohólico son resistencia a la insulina, altos niveles de triglicéridos y/o colesterol en la sangre, así como tener combinación de obesidad, diabetes, dislipidemia, hipertensión arterial, entre otros.
Ante ello, Astrid Ruiz, licenciada en Nutrición e integrante del comité científico de la Fundación Mexicana para la Salud Hepática (Fundhepa) agregó que se debe procurar una dieta balanceada que incluya vegetales, alimentos con granos enteros, bajo consumo de azúcares simples y de grasas saturadas. Además practicar ejercicio regularmente para buscar la disminución de peso en caso de obesidad y así disminuir el riesgo de padecer hígado graso y otras enfermedades cardiovasculares.