- De acuerdo con la OMS existen cinco tipos de hepatitis (A, B, C, D y E) y en conjunto provocan un millón de fallecimientos anuales.
- En México se estima que 7 de cada 10 personas serán contagiadas con hepatitis en algún momento de su vida.
- La mayoría de los pacientes nunca conocen su condición de salud porque no se realizan exámenes de salud con frecuencia y además es una enfermedad que no genera síntomas en sus primeras etapas.
Para hacer frente a los distintos tipos de hepatitis (A, B, C, D y E) es importante la prevención pero también el desarrollo de vacunas. De ninguna forma se le puede subestimar ni se trata de un tema menor porque en la actualidad es la séptima causa de mortalidad a nivel global. Además no hay cifras claras acerca de las personas infectadas porque hay millones que padecen la enfermedad durante años sin saberlo debido a que los síntomas no son notorios.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene entre sus metas erradicar esta enfermedad para el 2030 aunque algunos especialistas consideran que es un objetivo poco viable.
Al respecto, tan sólo de forma anual se registran más de un millón de fallecimientos relacionados con la hepatitis. Además se estima que se registra una nueva infección cada 10 segundos. Dentro de los cinco tipos principales los que causan mayor preocupación son los B y C que se transmiten por la sangre. En conjunto son la causa más común de cirrosis hepática y cáncer de hígado.
Hepatitis B y C
Ahora bien, el Dr. William Carey, quien es jefe interino de la Sección de Hepatología de Cleveland Clinic recuerda que ya se encuentran disponibles las vacunas contra la hepatitis A y B. Además recomienda que todas las personas se realicen al menos una vez en su vida un cribado contra la infección de tipo C.
“En cuanto a similitudes, los virus B y C son sigilosos, lo que significa que la mayoría de las veces no hay síntomas en el momento de la infección. Esto es especialmente cierto en el caso de la hepatitis C. En un pequeño porcentaje de casos de hepatitis B, puede haber síntomas relativamente leves, como fatiga”.
Vacunas desarrolladas
Con respecto a las diferencias hay una bastante grande. En la actualidad ya hay vacunas desarrolladas para prevenir la hepatitis B pero todavía no existe una contra la de tipo C. Ahora bien, mediante tratamientos médicos es posible lograr la curación de un paciente con el virus C; en cambio, el de tipo B sólo puede ser suprimido aunque siempre va a permanecer en la persona.
En este caso la supresión es suficiente para prevenir un mayor daño hepático o la transmisión a otras personas, pero como el virus permanece latente en las células del hígado, puede reactivarse bajo ciertas condiciones.
“La gran mayoría de las infecciones por hepatitis B ocurren al nacer, transmitidas de madre a hijo. Afortunadamente, la mayoría de los países tienen ahora programas para identificar a mujeres embarazadas infectadas con hepatitis B y estrategias de inmunización altamente efectivas para prevenir la transmisión de madre a hijo. A las madres con una carga viral muy alta se les administrarán medicamentos para reducir su carga viral, lo que disminuye aún más la probabilidad de que el bebé se infecte”.
En resumen, para alcanzar el objetivo de la OMS para el 2030 se requiere una estrategia de tres frentes para la hepatitis B: vacunación, interrupción de la transmisión de madre a hijo, y para aquellos que están infectados, supresión del virus a través de medicamentos. Mientras que para la de tipo C se requiere que todas las personas se realicen el cribado y ofrecer un tratamiento gratuito a todos los infectados.
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