Según la política de igualdad de género de la OPS se han fijado metas a nivel global para poder lograr que el género no sea una limitante en el campo de la medicina.
“La meta es contribuir al logro de la igualdad de género en el estado de la salud y el desarrollo sanitario, mediante investigación, políticas y programas que presten la atención debida a las diferencias de género en la salud y a sus factores determinantes, y promuevan activamente la igualdad entre mujeres y hombres”.
Existen sólidos argumentos éticos que apoyan la igualdad de género en la medicina, pero la investigación también ha demostrado que el equilibrio de género en la fuerza laboral clínica puede afectar los resultados de los pacientes.
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Por ejemplo, un estudio de 2018 mostró que las pacientes con infarto agudo de miocardio tenían una mayor mortalidad cuando eran tratadas por un médico que cuando eran tratadas por una médica, un efecto que se atenuaba cuando los médicos tenían más colegas y pacientes.
Además, muchos pacientes prefieren ser tratados por un médico de un género en particular. Por ejemplo, la investigación ha demostrado que las pacientes programadas para una colonoscopia tienden a preferir un endoscopista femenino. Por lo tanto, el equilibrio de género en la fuerza laboral clínica podría ser un elemento importante del acceso a la atención.
¿Es posible en el contexto actual de Ecuador?
Particularmente en Ecuador se han venido abriendo brechas para dejar un lado el machismo en el ámbito de salud. Pero, las cifras no son tan alentadoras más que todos por problemas de conductas sociales.
Según el Consejo Nacional de Igualdad y Desarrollo en Ecuador la brecha salarial en el país fue del 20% en el 2017 y el objetivo gubernamental es reducirla al 18,4% en 2021. Esto se traduce en que, tanto en el sector público como el privado, se contratan menos féminas y que a las que emplean no se les paga lo mismo que a sus pares hombres. Y esto lamentablemente se aplica para el sector de la medicina.
No se descarta que en un futuro se logren cambios significativos, donde no existan discriminaciones y las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres en nuestro país. Por ahora, queda por parte de las organizaciones ser lo más objetivos posibles y contratar y/o reconocer todo el potencial que tienen las mujeres médicos en Ecuador y que pueden dar aportes de valor para la comunidad médica.
Continuidad para la igualdad de género en la medicina
Los modelos masculinos a seguir y los mentores deben mostrar apoyo basado en el mérito y la capacidad independientemente del género. Es necesario que haya menos influencia del efecto Pigmalión, donde las expectativas preconcebidas influyen en los resultados.
Se debe asumir que las mujeres calificadas son igualmente aptas para liderar y tener éxito como sus contrapartes masculinas y se les deben ofrecer oportunidades de la misma manera. Debe haber un esfuerzo concertado para eliminar el género como calificación para puestos de promoción o liderazgo. El apoyo externo a las mujeres por parte de líderes femeninos y masculinos puede sentar un precedente que dice mucho y tiene efectos duraderos.
Las razones de la continua desigualdad de género en la medicina son numerosas y complejas, y se extienden desde las escuelas de medicina, los hospitales y las clínicas hasta todos los aspectos de la sociedad. La escala del problema a veces puede parecer abrumadora, pero el cambio social se puede lograr a través de una serie de pequeños pasos realizados por individuos e instituciones en pos de un mundo mejor.
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