La microbiota lentamente se ha ganado un lugar importante en el sector salud. Conforme se comprende más sobre este entorno bacteriano, también se descubren fascinantes sistemas. Por ejemplo, que este ecosistema puede combatir trastornos mentales y metabólicos. O que es su diversidad, no el ejercicio en sí mismo, lo que podría determinar un mejor estado de salud general.
Un estudio confirmó la relación entre la diversidad del microbioma y el ejercicio cardiorrespiratorio. Los hallazgos fueron publicados en la revista Expermiental Physiology. Stephen Carter, autor líder de la investigación, afirmó que este nexo tiene un efecto determinante en la salud cardiovascular. Además, sería más fuerte que el que existe entre el entorno bacteriano y otros indicadores físicos.
Microbiota diversa en pacientes de cáncer
La relación entre la diversidad del entorno bacteriano y el ejercicio ya se conocía con anterioridad. Sin embargo, era incierto si el nexo era directo o respondía al porcentaje de grasa corporal. Por ello, Carter y su equipo analizaron la microbiota en mujeres sobrevivientes de cáncer de mama. Estas pacientes tienden a experimentar cambios fisiológicos relacionados con el tratamiento. Entre ellos, una menor condición cardiorrespiratoria y superior concentración de adipositos.
Se reclutó a 37 pacientes supervivientes de cáncer de mama no-metastásico. Todas habían superado su tumor al menos un año antes. A todas se les realizó un análisis genético de muestras fecales para analizar su microbiota. Asimismo, se midió su capacidad cardiorrespiratoria. Los resultados indicaron que el entorno bacteriano fue más diverso en las mujeres con mejor condición física. Este fenómeno fue independiente del porcentaje de cáncer corporal.
Carter apunta que una microbiota más diversa tiene significativas ventajas en la salud. En parte, fomenta un mayor volumen de sangre bombeado en cada latido del corazón. Al mismo tiempo, multiplica los capilares que envían oxígeno a los músculos. El experto lamenta que sus resultados tal vez no pueden traducirse a otras poblaciones. Pero aún así, está entusiasmado por el futuro.
Nuestro equipo busca activamente un estudio de intervención. Queremos estudiar cómo la intensidad del ejercicio físico puede influir en la diversidad de la microbiota. Además, tendremos un control de la alimentación. Así, podríamos observar los resultados funcionales de la actividad cardiorrespiratoria en el entorno bacteriano. Y también, cómo se puede optimizar la prescripción de ejercicio para mejorar los resultados clínicos en la población de pacientes.