Cada fin de año la mayoría de personas hacen prácticamente lo mismo: reflexionar acerca del año que pasó y plantearse nuevos objetivos para que el año próximo sea mejor.
Los buenos deseos no alcanzan para hacer que un año sea fantástico. Un buen comienzo necesita compromiso y planes concretos. La salud es la inversión que conlleva mayor beneficio. Por ello, es necesario darle la importancia que requiere. Llevar una vida sana y saludable se fundamenta en tres pilares básicos: alimentación, ejercicio y descanso.
Ya pasaron los primeros 7 días del 2018 y para lograr que tus pacientes -o tú- no olviden sus propósitos aquí te proponemos algunos hábitos sencillos que puedes recomendarles para ayudar que su año traiga mejoras a su salud.
Adiós al elevador
- Hay mucha gente que por carga laboral, tiempo, posibilidades económicas, falta de costumbre o de condición física no dedica parte de su tiempo a hacer ejercicio.Un estudio publicado en la revista Como es bien sabido cualquier actividad física que ayude a alcanzar los mínimos recomendados de 30 minutos al día o 150 minutos a la semana tiene un efecto protector sobre la salud cardiovascular y la muerte prematura. Eso incluye subir y bajar escaleras, ejercicio que fortalecerá los músculos de las piernas y podrá quemar una cantidad extra de calorías.
Toma más agua
- Tomar agua es un hábito que no cuesta nada y que todos pueden incorporar en la rutina. Como es bien sabido un gran número de problemas de salud se producen por la deshidratación que sufren los tejidos cuando no se toma suficiente líquido. Recuerdales a tu paciente que beber más de dos litros al día mantendrá hidratada las células cerebrales y ayudará a mejorar la circulación para una óptima distribución de los nutrientes que se obtienen de los alimentos. Además que le servirá para prevenir la fatiga mental y el mal funcionamiento renal.
Dormir lo suficiente
- El ejercicio y la alimentación son dos pilares básicos de una vida sana. El descanso es el tercero, y para muchos es tan difícil de alcanzar. De hecho, dormir lo suficiente (7-8 horas) y con un sueño de buena calidad es fundamental para mantener una vida saludable. Por eso es necesario que le expliques a tu paciente que si duerme poco o mal, aumentará el riesgo de padezca algunas enfermedades. Recomiendale establecer un horario fijo de sueño, llevar a cabo una rutina previa antes de acostarte y evitar acostarse viendo el móvil o la televisión.