En 2014 la Delegación Norte del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en la Ciudad de México (CDMX) adoptó por primera vez el programa “Gestión de Camas Hospitalarias”, el cual pretendía reducir los tiempos de espera para que los pacientes accedieran a ellas y, a dos años de distancia (apenas en julio), se concluyó su integración en todos las unidades médicas de segundo nivel de atención del país donde ya existía sobredemanda en el servicio de urgencias.
Al momento se ha reportado que la “Gestión de Camas Hospitalarias” ayudó a reducir considerablemente el tiempo de espera para ingresar a piso pues, previamente, entre el 50 y 60 por ciento de los pacientes tenían que aguardar hasta 14 horas, mientras que actualmente transcurren menos de 10 horas desde el momento en que es desocupada una cama y se vuelve a asignar a otro paciente.
El programa forma parte de las acciones consideras en el Decálogo del IMSS implementado por el director general del instituto, Mikel Arriola Peñalosa, el cual tiene por objetivo eliminar trámites excesivos para que el derechohabiente sea canalizado a un segundo nivel de atención en menos de 30 minutos.
Pese a esta buena noticia, cabe recordar que la cama de hospitalización se utiliza como referencia para describir una estructura y, aunque ofrece una visión en términos de capacidad más que en términos de actividad, sigue siendo un parámetro ampliamente utilizado en la gestión hospitalaria, tanto a nivel estratégico (en planificación y proyectos de nueva apertura, por ejemplo) como operativo (cierre de camas en verano, disponibilidad para acoger a pacientes o como referencia para llevar a cabo la dotación de una unidad), lo cual habla de la imperiosa necesidad de seguir mejorando el servicio del IMSS.
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