El gasto de bolsillo es uno de los parámetros más importantes al analizar el sistema de salud de un país. Por lo tanto, vale la pena conocer el estado actual en México y las implicaciones que tiene con otros aspectos como la economía de las familias.
De acuerdo con el Dr. Miguel Ángel González Block, en México el gasto total en salud representa el 5.7% del Producto Interno Bruto (PIB). De este porcentaje el 2.2% corresponde a gasto de bolsillo, es decir, los pacientes mexicanos pagan el 39% del gasto en salud de su cartera.
Lo anterior los orilla a desatender algunas necesidades, recibir un servicio de baja calidad e impidiendo el acceso de la población más vulnerable a los servicios de salud.
“Los mexicanos percibimos el gasto de bolsillo como una tradición, no se ve como un gasto sino como deber, esta es equivocado, ya que el paciente no se atenderá como debe ser y se complica su enfermedad, llegando a un sistema de salud ineficiente que nunca fue presionado por una mejora en su atención”.
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¿Qué es el gasto de bolsillo?
El gasto de bolsillo es el pago que los pacientes realizan por servicios de salud, incluyendo honorarios médicos, medicamentos, estudios clínicos y hospitalización e incluso tratamientos de medicina tradicional.
“La población mexicana invierte el 52.7% de sus gastos de salud en medicamentos, el 14% en consultas médicas, el 13% en servicios hospitalarios, el 9% en la adquisición de alguna póliza de seguros médicos privados y el 3.9% en servicios de laboratorio y ambulancias”, precisó el Dr. Luis Fernando Hernández Lezama, presidente del Consejo Técnico de Soy Paciente.
Además, el gasto de bolsillo afecta más a los hogares de menores ingresos y agrava la vulnerabilidad de las familias. En situaciones de emergencia deben aceptar las condiciones del sector privado, cuyos costos poco transparentes pueden empujar a la población por debajo de la línea de pobreza.
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Según cifras de agosto del INEGI, la inflación general fue del 4.99%, mientras que la inflación en salud alcanzó entre 17% y 19%, es decir, cuatro veces más. Esto se debe a los elevados costos hospitalarios, los honorarios médicos y los medicamentos.
“El costo de una resonancia magnética en el Seguro Social en 2018 era de 3,800 pesos, mientras que en el sector privado llegaba a 7,000 pesos. Una tomografía pública costaba 1,500 pesos, frente a los 6,000 en privado, y los análisis clínicos costaban 136 pesos en el IMSS frente a 680 en clínicas privadas”, explicó el doctor Hernández Lezama.
La situación empeora porque más de la mitad de los mexicanos no tiene acceso a servicios de salud, debido al sistema fragmentado que los vincula más como una prestación laboral que como un derecho humano.
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¿Se puede disminuir el gasto de bolsillo?
Por otra parte, se estima que el gasto de bolsillo disminuiría considerablemente si la población contara con afiliación a los servicios públicos de salud, existiera una regulación transparente de los precios en los servicios privados, se fomentara la detección temprana de enfermedades crónico-degenerativas, se invirtiera en campañas de prevención y atención comunitaria, y se incluyeran los costos de traslado dentro de los servicios médicos.
Además, la digitalización y el uso de tecnología son de gran ayuda porque permitirían mejorar la gestión de gastos, reducir la duplicación de pruebas y optimizar los procesos administrativos. Asimismo, es fundamental que los seguros de salud gubernamentales se vuelvan más eficientes en la afiliación de pacientes.
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