Así como los hospitales abarrotados representan el principal motivo de molestia entre los pacientes de nuestro país, la suspensión y el desapego al tratamiento es uno de los principales motivos de disgusto entre los profesionales de la salud de México. ¿Cómo se mide la fuga de pacientes en este sentido?
Con esto en mente, el director del Hospital General de Mexicali (HGM), Dr. Caleb Cienfuegos Rascón, reconoció que esta mala práctica y comportamientos inadecuados por parte del paciente en el cuidado de la salud representan pérdidas muy importantes para los hospitales públicos de la República Mexicana, al tiempo que generan un gasto mayor en el bolsillo del paciente.
El funcionario explicó que este comportamiento genera mayores gastos al nosocomio, así como perjuicios en la salud del paciente, quien debe regresar a los pocos días en una condición agravada.
Cuando un paciente se fuga del hospital, el personal hace el registro e indagatoria con enfermería, dándolo de alta médica por fuga; un alta de enfermería por fuga y un alta en trabajo social por fuga. Regularmente estos pacientes se fugan de manera temporal ya que se trata de personas en su mayoría de farmacodependientes, se van para obtener su dosis y vuelven a los días agravados por el padecimiento que portaban. Por ejemplo: tuvimos un chico migrante con apendicitis complicada, se le tenía que operar, pero firmó el alta voluntaria porque tenía una cita al día siguiente en Estados Unidos, volvió a las 48 horas con una apendicitis complicada.
En esa tesitura, el galeno reconoce el efecto rebote de este tipo de pacientes que, por una mala valoración de su propia condición física, generan una complicación más grave para su tratamiento y control.
Es raro el paciente que se va no regrese, algunos se dan por alta voluntaria porque abogan que necesitan hacer algo muy importante.
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