La formulación en Colombia es un tema complejo, ya que con la introducción de la Ley 100 se habla del concepto de salud como mercancía, el problema de este modelo es que acrecienta la inequidad en salud, incrementa el gasto sin mejorar la calidad y se interesa muy poco en el bienestar y la satisfacción de los colombianos. La negación de servicios por parte del sector salud es consecuencia del insuficiente número de médicos que den respuesta a la demanda de atención en este campo. Otras de las consideraciones es que se forman más profesionales sin importar la calidad de esa formación, desconociendo el rol, la responsabilidad y la opinión de las universidades[1].
La pérdida de prestigio y la credibilidad llega a ser abrumadora y un poco decepcionante, y sobre todo cuando la mala conducta y las acciones son reiteradas ya sea por solo un profesional o por muchos, vuelve indiferente a un paciente para generalizar y creer que es de todos.
La historia en Colombia nos ha demostrado que el ejercicio de la profesión médica era de buen crédito porque actuaban en consonancia con lo mejor de los valores sociales y éticos, pero al pasar los años, la gente se ha sometido a la desconfianza frente a estos profesionales, múltiples son los motivos quizás porque la tecnología permite difundir en tiempo real hechos que acontecen relacionados con ellos; por tales razones, frente a las condiciones actuales del ejercicio de la medicina en Colombia, exponemos una herramienta asociada a todo este proceso llamado “formulación médica”, las consideraciones a establecer porque se ha perdido la credibilidad en las mismas se enuncian una tras otra:
Falta de organización del historial clínico y secuenciación. La historia clínica es un documento privado obligatorio y sometido a reserva en la cual se registran cronológicamente las condiciones de salud de una persona.[2] El cambio permanente de razón social de las entidades prestadoras de salud no permite mantener una historia clínica actualizada.
Durante la consulta el paciente espera ser revisado por su médico, a través de un examen de contacto, sino ocurre el paciente asume que “ese médico no sabe”.
Para nadie es un secreto que en Colombia se receta el mismo fármaco o la misma gama de los mismos para múltiples enfermedades. Esto verdaderamente es el máximo factor incidente en la pérdida de credibilidad por parte del paciente en su procedimiento médico. [3]
Las limitaciones burocráticas para buenos procedimientos, acompañadas de los intereses económicos por parte de la EPS desencadenado junto a la tramitología en la entrega de la formulación.
En ocasiones resulta más económico comprar la formulación médica de manera particular que “reclamar la droga”.
No seguimos las indicaciones de un tratamiento que exige desarrollarlo en toda su cabalidad a fin de termino, sino que en los primeros momentos bajo una mejoría lo descartamos; acompañado de un fenómeno social como la automedicación y escuchar consejos de otros que han vivido la experiencia y creer que podemos seguir su recetario.
Pero esto no ocurre solo con la medicina, también con cualquier otra profesión, quizás porque no hemos comprendido realmente la importancia de ser profesionales de calidad.
[1] (Marcela Velez, 2016)
[2] (Perfetti)
● Material dirigido solo a profesionales de la Salud
● Información realizada para profesionales de la salud en territorio colombiano
● Todo lo publicado en la plataforma es una recomendación, más no una prescripción
o indicación médica
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