En la actualidad, son muchas las barreras para lograr una buena comunicación en la relación médico-paciente y que dificultan la atención médica. Las principales quejas de los médicos son la carga laboral, el poco tiempo de consulta, el miedo al cambio y la ansiedad del paciente, la falta de confianza en el sistema de salud, todo esto dificulta la empatía y hace que el paciente no sea sincero o se niegue a contarle al médico sus problemas, dificultando, aún más, un correcto diagnóstico. El folleto juega un papel importante para mejorar la relación médico-paciente, ya que complementa y apoya las sugerencias dadas por el médico en lo relacionado con la prevención de enfermedades y en la correcta comprensión del tratamiento para el paciente.[1]
Los folletos médicos cumplen múltiples tareas, según su enfoque, pueden servir como publicidad, como medio de comunicación con los pacientes, pueden ser un medio informativo o pueden ser el medio para educar al paciente en la prevención de enfermedades, en el uso adecuado de medicamentos, mostrando la forma más efectiva de realizar un tratamiento farmacológico, etc. Educar en la prevención de enfermedades, incorporando hábitos de vida saludable es una tarea en la que los folletos médicos, tienen una gran utilidad, ya que pueden contener información concreta, concisa y contundente sobre temas específicos, mejorando la adherencia terapéutica, del paciente, al tratamiento.
Las barreras creadas por el actual sistema de salud, hacen que las personas consulten al médico sólo cuando su salud está desmejorada lo que dificulta el desarrollo de los programas preventivos.
Para que los programas preventivos tengan una mayor efectividad, deben contar con la participación de la comunidad y un mayor compromiso de los individuos. En este sentido los folletos pueden ser de gran ayuda, si son lo suficientemente claros y fáciles de entender para la población más vulnerable. De allí, que la elaboración de los folletos deba contar con la colaboración de expertos en comunicación, especialistas en salud preventiva, diseñadores gráficos y de los mismos pacientes.
Además, los folletos no deben ser sólo entregados a la comunidad, los folletos requieren de una introducción y la explicación de su contenido, por parte del médico o el personal de salud, para que el paciente comprenda la importancia de la información que se le suministra en el folleto, así como la forma correcta de incorporar esta información en su vida diaria. La educación de los pacientes no se debe limitar a suministrar información a través de un folleto, además debe haber intervenciones integrales, combinando componentes afectivos, comportamentales y cognoscitivos que, en conjunto, han demostrado ser más efectivas. Además, mejorando la confianza del paciente en el personal de salud, aumentará la probabilidad de adherencia, mejorando la interrelación entre el personal de salud y el paciente.
El médico debe asumir la responsabilidad de utilizar los folletos médicos, como una herramienta útil en la educación de sus pacientes, para implementar en sus vidas el compromiso con la prevención y, de esta forma, lograr que los objetivos sean congruentes, tanto para el médico como para el paciente.
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