En nuestro país no existen cifras oficiales sobre la incidencia de la Fibrosis Pulmonar Idiopática (FPI); no obstante, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) estima que ésta afecta a 8 de cada 100 mil mexicanos. Si bien se trata de una enfermedad de baja incidencia, los problemas en torno a ella son mucho mayores, pues se trata de una enfermedad tratable pero no curable y cuyo diagnóstico es demasiado complicado.
Al respecto, el Dr. Omar Barreto, jefe de residentes del INER, comentó que lo ideal sería que los médicos de primer contacto pudieran detectar la presencia de la FPI, lo cual simplemente no sucede porque muchos de ellos no cuentan con los conocimientos necesarios, pero especialmente porque se requiere de equipo sofisticado para hacerlo, el cual no se encuentra disponible en los consultorios generales.
Es una realidad que se trata de una de las enfermedades más mortales que existen, aunque debido a su baja incidencia es que se conoce muy poco sobre ella. Para poder detectarla y descartarla de otros problemas respiratorios es necesario realizar tomografías computarizadas de alta resolución y pruebas de función pulmonar, para lo cual se requiere de equipo especial que no está al alcance de los consultorios generales.
Debido a lo anterior, muchos pacientes pueden llegar a padecer la FPI hasta por 2 años sin saberlo, lo cual provoca que la enfermedad se desarrolle y cada vez sean más graves los daños a la salud causados en el paciente.
Acciones para médicos generales
Es por eso que el Dr. Barreto recomienda que si un médico general detecta que un paciente presenta tos crónica o no se logra recuperar después de 3 tratamientos consecutivos, lo ideal es que canalice a la persona con un especialista o a una unidad de tercer contacto en la que se puedan realizar las pruebas específicas necesarias que permitan corroborar si padece o no la enfermedad.