El pasado jueves 26 de enero, muchas de las farmacias de Francia amanecieron con sus puertas cerradas debido a los numerosos recortes que se han realizado en el precio de varios medicamentos que, en palabras de la Unión de Farmacéuticos de Oficina (USPO, por sus siglas en francés), están socavando la estabilidad de la economía de este sector.
El cierre de las farmacias es un medio de protesta impulsado por los principales promotores de la industria y que, debido a su fuerza, se ha trasladado a la esfera pública.
Diversas movilizaciones se han presentado en los últimos días con la intención de ser un contrapeso real y palpable que influya en las futuras negociaciones con las autoridades sanitarias que comenzarán el 22 de febrero.
En ese contexto, Gilles Bonnefond, presidente de la USPO informó:
Estamos en número rojos dentro de nuestras cuentas de resultados, se nos considera una fuente de ahorro y, en todo caso, como profesión sanitaria, esto debería cambiar. Los laboratorios pueden soportar mejor las medidas, porque lo compensan con los medicamentos que están disponibles en el hospital. Pero nosotros no tenemos ninguna otra salida.
A pesar de que las reuniones de mediados de febrero con la autoridad se enfocarán más al tratamiento de los seguros de salud, la comunidad farmacéutica pretende retomar el tema para facilitar una alternativa que subsane la tensión que se ha generado en los último días.
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