La falta de sueño o tener una mala calidad del mismo es algo bastante común. Dentro de la comunidad médica es una característica que incluso se ha normalizado aunque no debería ser así. Más allá del daño hacia uno mismo también están en riesgo los pacientes porque no se les puede brindar una atención de calidad.
De acuerdo con el estudio “The Cost of Sleep Lost” realizado por el National Institutes of Health (NIH) el 30% de la población mundial experimenta síntomas importantes de insomnio. En tanto que alrededor del 10% posiblemente cumple los criterios del trastorno de insomnio, lo que provoca la disminución de su productividad en al menos el 50%.
Los riesgos de la falta de sueño
Al respecto, la Dra. Guadalupe Terán, quien es especialista en Medicina del Sueño, afirma que los trastornos de sueño son un estresor. Si una persona no duerme bien comienza a presentar efectos que pueden convertirse en padecimientos crónicos como enfermedades coronarias, diabetes, obesidad, ansiedad, depresión, entre otras.
“El sueño es altamente propenso a afectarse por cualquier estímulo interno y externo, por lo que es importante identificar si contamos con hábitos físicos y mentales saludables o en su defecto, qué detona en nuestro día a día la falta de dichos hábitos. El sueño al igual que la actividad física y la nutrición: es un pilar fundamental de la salud”.
Problemas a corto, mediano y largo plazo por la falta de sueño
- Los efectos inmediatos son mayor apetito, irritabilidad constantes, permanecer distraído y la falta de concentración.
- A mediano plazo afecta la regulación de las emociones, riesgo de sobrepeso, obesidad, accidente y equivocaciones constantes.
- De manera crónica se presenta una correlación con enfermedades como diabetes, hipertensión, accidentes cardiovasculares, cerebrovasculares, desajuste de reloj biológico que provoca riesgos de cáncer de hígado, próstata y de mama.
El uso excesivo de pantallas, la falta de horarios establecidos de sueño, el abuso de bebidas como el alcohol y café en horarios nocturnos son algunos de los principales detonantes de los trastornos de sueño.
Este tipo de problemas incluso aumentan en personas que tienen otros padecimientos del estado de ánimo como depresión y/o ansiedad. De hecho, se estima que ocho de cada 10 personas con depresión sufren de insomnio tardío, con despertares nocturnos e incapaces de volver a dormir.
Trastornos del sueño: Los países con más personas diagnosticadas
¿Cómo evitar la falta y mala calidad de sueño?
- Apagar pantallas 30 minutos antes de ir a dormir para reducir las estimulaciones visuales y auditivas.
- Ante la falta de horarios establecidos para dormir y despertar: recorrer el reloj paulatinamente, para realizar ajustes de horario permite una mejor adaptación a una nueva rutina.
- Un tratamiento de melatonina de liberación prolongada, puede funcionar como resincronizador del reloj biológico de las personas que tienen alterado el ciclo de sueño-vigilia, evitando despertares nocturnos y permitiendo un sueño reparador y sostenido durante 7 horas. Esta sustancia no genera adicción en el paciente.
- Despertar y mantener la estimulación luminosa por las mañanas permitirá activar al cuerpo de manera natural.
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