La eurodiputada Glenis Willmott se encuentra al frente del Parlamento Europeo para endurecer la legislación sobre dispositivos médicos y poner un freno así a la industria médica.
De acuerdo con El País, el propósito es el de tranquilizar a millones de ciudadanos comunitarios sobre las prótesis e implantes que introducen en sus cuerpos. Al respecto, la funcionaria señaló que existen cifras que dan miedo: alrededor de 300 mil mujeres de 65 países fueron víctimas de los implantes de pecho fraudulentos comercializados entre los años 2001 y 2010 por la empresa Poly Implant Prothése (PIP).
Glenis Willmott informó que la empresa en cuestión uso silicón industrial no homologado. “El escándalo causó que la compañía se fuera a la quiebra en 2011. Un año más tarde, nos enteramos de las prótesis de cadera ASR que Johnson&Johnson tuvo que retirar del mercado después de demostrar que eran defectuosas”, detalló.
Por éstos y otros motivos, la eurocámara buscará evitar con una ley que problemas de esta naturaleza vuelvan a repetirse, advirtió Willmott, quien pertenece al Partido Laborista británico y trabaja como eurodiputada desde 2006.
La nueva ley buscará mejorar la vida de los europeos
Hemos trabajado para endurecer los requisitos para lanzar al mercado los dispositivos médicos. Es la primera vez que productos estéticos como los implantes de pecho deberán seguir las mismas leyes y adaptarse a las normar de seguridad de otras prótesis médicas. Estas normativas han permitido que estos productos deban atravesar por estudios y controles más estrictos porque muchos dispositivos son considerados de alto riesgo. Debemos aclarar que los cambios no afectarán a la forma en que los pacientes usan estos productos, en cambio, tendrán la certeza de que los que llegan al mercado son más seguros”, expresó la eurodiputada.
Las personas tendrán acceso a mayor información
Glenis Willmott destacó que habrá más información para los pacientes. Aseguro que toda personas que tenga un dispositivo implantado recibirá una tarjeta.
Antes de que los productos salgan a la venta, publicaremos los resultados de todas las investigaciones clínicas, y si encontramos razones para pensar que un paciente fue perjudicado por un dispositivo, la empresa fabricante tendrá la obligación de informar al resto de los usuarios.
La diputada del Partido Laborista británico mencionó que la nueva regulación entrará en rigor este año, sin embargo, habrá un periodo de transición de tres años para que los fabricantes, autoridades nacionales y organismos de certificación se adapten.