El regreso a clases presenciales ha resultado polémica y difícil de estudiar durante la pandemia del síndrome respiratorio agudo severo conocido como (SARS-CoV-2).
¿Mayor o menor riesgo?
Los datos de una encuesta masiva en línea en los Estados Unidos indican un mayor riesgo de resultados relacionados con COVID-19 entre los encuestados que viven con un niño que asiste a la escuela en persona.
Muchos estudios ecológicos han demostrado una asociación entre la escolarización presencial, la velocidad y el alcance de la transmisión comunitaria del SARS-CoV-2. Aunque estos resultados no han sido uniformes.
Las actividades que detona son el verdadero problema
Sin embargo, a pesar de que ha habido numerosos brotes en escuelas y entornos similares a escuelas. Los estudios fuera de los entornos de brotes han sugerido que, cuando se implementan medidas de mitigación, la transmisión dentro de las escuelas es limitada y las tasas de infección reflejan las de la comunidad circundante.
Según el informe, la propagación dentro de las aulas no es el problema, sino las actividades relacionadas con la escolarización en persona. Tales como recoger y dejar a los estudiantes, interacciones con los maestros y cambios más amplios en el comportamiento cuando la escuela está en sesión, podrían conducir a un aumento en la transmisión comunitaria.
¿Cómo actúa el COVID-19 en los niños?
Aunque es poco probable que el COVID-19 cause una enfermedad grave en los niños. Las estimaciones de la prevalencia de los síntomas prolongados del COVID basadas en la Encuesta de Infección de la ONS sugieren que el 13% de los niños de 2 a 10 años y el 15% de los de 12 a 16 años tienen al menos al menos un síntoma persistente 5 semanas después de dar positivo.
También hay una creciente evidencia de que los niños más pequeños (por ejemplo, los menores de 10 años) son menos susceptibles a la infección cuando se exponen. Sin embargo, no está claro si es menos probable que transmitan el virus una vez infectados o si esta menor susceptibilidad se compensa con el aumento en el número de contactos durante la escuela.
Presentan un riesgo bajo de enfermedad
Incluso cuando los niños en edad escolar están infectados, su riesgo de enfermedad grave y muerte es bajo.
Esto significa que una de las principales razones para centrarse en las escuelas no es el riesgo para los estudiantes. Sino el riesgo que representa la escolarización presencial para los profesores y los miembros de la familia y su impacto en la epidemia en general. Sin embargo, pocos estudios se han centrado en el riesgo que representa la escuela presencial para los miembros del hogar.
Las medidas mitigan el contagio
Por otro lado, otro estudio publicado en Pediatrics y dirigido por investigadores de la Universidad de Duke. Demostró que “hacer cumplir las políticas de mitigación del SARS-CoV-2, como el enmascaramiento, el distanciamiento físico y la higiene de las manos, resultó en grupos mínimos de infección por SARS-CoV-2 y bajas tasas de transmisión secundaria en las escuelas, y no causó mayor carga de infección comunitaria”, concluyeron los investigadores.
“Nuestros datos indican que las escuelas pueden reabrir de manera segura si desarrollan y se adhieren a políticas específicas de prevención del SARS-CoV-2”.
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