-
De acuerdo con Statista, se prevé que el mercado mundial de la fabricación de terapias celulares y génicas se cuadruplique en el 2030.
-
El mercado mundial total de terapia con células madre se valoró en unos 755 millones de dólares en 2018.
-
Según Statista, se estima que aumentará hasta 15.600 millones de dólares el mercado mundial de células madre en 2025.
Se ha descubierto que una proteína conocida como subunidad B del factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGF-B), que liberan continuamente las células musculares esqueléticas, ayuda a la reparación muscular al promover la formación de mioblastos, o células madre musculares, según una investigación de la Universidad Metropolitana de Tokio.
Descubrieron que la proteína PDGF-B favorece también el crecimiento de las fibras musculares. Según los investigadores, esto se corresponde con una mayor contracción de las fibras. Los medicamentos descubiertos podrían revolucionar el tratamiento de las lesiones y atrofias musculares.
De acuerdo con el estudio, las mioquinas son pequeñas proteínas secretadas por las células musculares esqueléticas. Tienen una amplia gama de funciones y pueden actuar sobre las células cercanas y lejanas al lugar donde se producen.
Aún no está claro cómo afectan las mioquinas a los procesos celulares, pero se cree que desempeñan un papel importante en las funciones corporales relacionadas con el ejercicio, sobre todo en el mantenimiento del tejido muscular.
El equipo dirigido por la profesora asociada Yasuko Manabe, de la Universidad Metropolitana de Tokio, ha estudiado cómo afectan las mioquinas al comportamiento de las células musculares. Mediante experimentos exhaustivos, descubrieron que una mioquina conocida como subunidad B del factor de crecimiento derivado de plaquetas, o PDGF-B, es segregada por los músculos esqueléticos de forma constitutiva, es decir, sin ningún estímulo.
Para saber qué papel desempeña, tomaron mioblastos, células precursoras que se diferencian en fibras musculares, y los expusieron al PDGF-B. Con lo que pudieron demostrar claramente que el PDGF-B es un factor de crecimiento derivado de las plaquetas, demostrando claramente que el PDGF-B inducía una mayor proliferación de los mioblastos.
Curiosamente, también descubrieron que el PDGF-B afectaba a las células que ya se habían diferenciado. Tomaron miotubos, una fase de desarrollo de las fibras musculares, y los expusieron a la misma mioquina. Los miotubos tratados de este modo mostraron una maduración significativamente mayor, aumentando visiblemente su diámetro bajo observación microscópica.
Notas relacionadas: