La lucha contra la resistencia bacteriana parece, en muchas ocasiones, una batalla perdida. En ocasiones, todos los métodos a disposición del sector médico lucen inútiles. La creación de más antibióticos es solo una solución temporal. El desarrollo de bacteriófagos está todavía en pañales. Y reducir el uso innecesario de fármaco tampoco parece ayudar mucho.
Sin embargo, éste último fenómeno podría deberse a una falla de implementación. Un estudio publicado por la Universidad de Michigan en Clinical Infectious Diseases así lo indica. Los investigadores detectaron una extraña relación. En hospitales donde se busca reducir el uso innecesario de antibióticos, se tiende a prescribir estos fármacos con mayor frecuencia. Específicamente, parece incrementar el volumen de recetas para fluoroquinolonas.
Incongruencia en el control de antibióticos
Estos resultados parten del análisis de 48 hospitales en Michigan, Estados Unidos. Para sus hallazgos, se analizaron las prescripciones en pacientes con neumonía e infecciones urinarias. Se descubrió que 1 de cada 3 pacientes recibió una receta para fluoroquinolonas en hospitales con vigilancia microbiana. Esta iniciativa busca reducir el uso innecesario de antibióticos en clínicas. Así, se pretende disminuir la velocidad a la que se expande la resistencia bacteriana.
Valerie Vaughn, autora líder de la investigación, afirmó que el problema de las fluoroquinolonas va más allá de la resistencia a antibióticos. Comentó que funcionan contra un amplio espectro de organismos infecciosos. Asimismo, son compatibles con pacientes alérgicos a la penicilina. Sin embargo, aseguró que sus efectos adversos han provocado alarmas en el sector salud.
No solo están relacionados con una cepa resistente a antibióticos del Clostridiodes difficile. Además, podrían causar rupturas en el tendón de Aquiles. Se ha demostrado que también pueden reducir peligrosamente el nivel de azúcar en pacientes diabéticos. Incluso son responsables de provocar desde desorientación hasta delirio en casos muy específicos.
Vaughn reafirma que el uso de estos antibióticos debería reducirse en las prescripciones. Señala que, si los pacientes logran superar su estadía hospitalaria sin ellos, no los necesitan después. Afirmó que debe tenerse un mejor juicio al momento de recetar fármacos para las personas que salen de la clínica. Asimismo, es necesario empezar a monitorear el uso de sustancias tanto dentro de las instalaciones como fuera de ellas. Así, se puede tener un panorama más completo.