Mohamed Samir, estudiante de la carrera de medicina encargado de cubrir su servicio social en uno de los hospitales del sector público más importantes de la localidad de Duma, a las afueras de Damasco, narró a la agencia informativa EFE el terror que se vivió en los últimos días luego de un ataque químico en la región.
Tal hecho no sólo pone en tela de juicio las decisiones políticas en esta región del mundo, sino, además, confirma el panorama de violencia que los médicos padecen a diario en el país más inseguro del mundo, de acuerdo con el Global Index for Peace 2017.
En esa tesitura, el estudiante de la carrera de medicina detalla que en los cuatro años que lleva trabajando en este sector salud, nunca había visto casos tan graves por la exposición a gases tóxicos.
La gente estaba escondida en sótanos y refugios por los bombardeos, el gas se expandió y muchos se asfixiaron de inmediato o por no poder salir.
De acuerdo con la información publicada por El Clarín, Samir estaba trabajando en el hospital atendiendo a heridos por bombardeos convencionales cuando ese día “entre las 19.00 y 20.00 horas” comenzaron a llegar personas con parálisis y dificultades para respirar.
Cuando llegaban (los pacientes) los lavábamos con agua y les quitábamos la ropa porque podían quedar restos de gas -precisa-, luego les poníamos oxígeno. Sin embargo, estos síntomas no los habíamos visto antes cuando hubo bombardeos con gas cloro y son indicativos de que el ataque fue con alguna sustancia más. Los pacientes nos contaron que había el mismo olor que el del gas cloro pero más fuerte […] de estas dos últimas sustancias teníamos muy poca cantidad e incluso no disponíamos de oxígeno suficiente, así que no podíamos suministrarles a todos y seis pacientes murieron en el hospital.
El estudiante de la carrera de Medicina detalla que fueron dos días en lo que se tuvo que trabajar prácticamente a ciegas, sin conocer la sustancia corrosiva y tóxica que fue la que dañó a los pacientes, así como la falta de profesionales y medicamentos para contrarrestar la alta demanda de servicios.
Todo esto, sin olvidar, que a lo lejos se escuchan los tiros y las detonaciones de una ciudad que vive una de las guerras civiles más importantes de los últimos 100 años.
Imagen: Reuters