La obesidad es considerada como la epidemia del Siglo XXI debido al incremento exponencial que ha registrado a nivel mundial y tan sólo en nuestro país la Secretaría de Salud (SSa) estima que cada año provoca el fallecimiento de 170 mil personas, pero aunque existen distintos factores de riesgo para su desarrollo, una reciente investigación llegó a la conclusión de que enfadarse constantemente tiene un impacto directo en el aumento de peso.
En este caso, el trabajo fue realizado por especialistas en nutrición de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), quienes determinaron que los enojos liberan hormonas como el cortisol y la adrenalina en las personas, lo que a su vez genera la sensación de hambre en el organismo, lo que tiene como consecuencia que los individuos se alimenten en mayor cantidad.
De esta manera, de acuerdo con los especialistas, las personas que se enojan con mayor frecuencia tienden a presentar la sensación de hambre varias veces al día y al no desgastar la energía tras los corajes, la glucosa ingerida en los alimentos termina por convertirse en grasa y eso se refleja en una mayor probabilidad de padecer obesidad.
Por su parte, el nutriólogo Juan Manuel Villa, autor del libro “El que se enoja engorda”, apoya esta teoría y confirma que existe una relación directa entre el peso de las personas y sus emociones.
A su vez, la obesidad no sólo provoca que las personas tengan una mayor probabilidad de desarrollar enfermedades mortales como diabetes, cáncer e hipertensión sino que también es la culpable de incrementar el gasto público en salud, por lo que durante el año pasado el gobierno mexicano destinó 11 mil 600 millones de dólares para combatir la obesidad en nuestro país.