Según un estudio preliminar que se va a presentar en la 74ª Reunión Anual de la Academia Americana de Neurología (que se celebrará en abril), las personas que están más en forma físicamente, son menos propensas a desarrollar la enfermedad del Alzheimer que las personas que están menos en forma físicamente.
“Uno de los hallazgos más interesantes de este estudio es que, a medida que mejoraba el estado físico de las personas, disminuía su riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer, no era una propuesta de todo o nada…Así que la gente puede trabajar para hacer cambios y mejoras incrementales en su estado físico y, con suerte, eso se asociará con una disminución relacionada en su riesgo de aparición de la enfermedad años más tarde”, tal y como ha explicado Edward Zmrini, autor del estudio y doctor en el Centro Médico de Veteranos de Washington D.C., además de miembro de la Academia Americana de Neurología.
Se analizó a más de 649 mil participantes sin Alzheimer durante 9 años
En este estudio participaron 649 mil 605 veteranos militares de la base de datos de la Administración de Salud de los Veteranos, con una edad media de 61 años, y que fueron seguidos durante una media de nueve años. Estos no tenían la enfermedad de Alzheimer al inicio del estudio.
Los investigadores determinaron la aptitud cardiorrespiratoria de los participantes, una medida de lo bien que el cuerpo transporta el oxígeno a los músculos y de lo bien que estos son capaces de absorber el oxígeno durante el ejercicio.
Se dividió en cinco grupos a los participantes del estudio, desde el menos apto hasta el más apto. El nivel de forma física se determinó en función del rendimiento de los participantes en una prueba de cinta de correr. Esta prueba mide la capacidad de ejercicio, es decir, la mayor cantidad de esfuerzo físico que una persona puede soportar.
Para las personas de mediana edad y mayores, el nivel más alto de aptitud física puede alcanzarse caminando a paso ligero la mayoría de los días de la semana, durante dos horas y media o más por semana.
El grupo con el nivel más bajo de forma física desarrolló Alzheimer a un ritmo de 9,5 casos por cada 1.000 personas-año, en comparación con los 6,4 casos por cada 1.000 personas-año del grupo con mejor forma física. Los años-persona tienen en cuenta el número de personas que participan en un estudio, así como la cantidad de tiempo que se dedica al mismo.
La aparición de la enfermedad disminuyó según se incrementaba el nivel de aptitud física
La tasa de casos disminuyó a medida que aumentaba el nivel de aptitud física, con una tasa de 8,5 para el segundo grupo menos apto, 7,4 para el grupo medio y 7,2 para el segundo grupo más apto. Los investigadores descubrieron que las personas del grupo más apto tenían un 33 por ciento menos de probabilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer que las del grupo menos apto.
El segundo grupo más apto tenía un 26% menos de probabilidades de desarrollar la enfermedad, mientras que el grupo medio tenía un 20 por ciento menos de probabilidades y los del segundo grupo menos apto tenían un 13 por ciento menos de probabilidades de desarrollar la enfermedad que los del grupo menos apto.