Durante los últimos siglos, la esperanza de vida tuvo una tendencia ascendente. Conforme los triunfos médicos progresaban, el ser humano promedio era capaz de vivir durante más años. Sin embargo, parece que se aproxima un cambio de paradigma. Hace solo unos días, se anunció que en Estados Unidos este número se había desplomado. En México, la situación es casi la misma.
Especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) sostienen que se debe a tres factores. La desigualdad en el ingreso, la falta de acceso a vivienda y el mal funcionamiento de las instituciones públicas. Estos factores hacen que la esperanza de vida en México sea de 76 años. Cinco menos que la media de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
Inseguridad, enfermedades crónicas y otras amenazas a la esperanza de vida
Carmen Zúñiga, investigadora de la UAM, aseguró que la pobreza aumenta la incidencia de ciertas condiciones. Entre ellas, obesidad, diabetes, cáncer y enfermedades isquémicas. Durante el segundo Coloquio de Teoría Económica, la experta señaló que, además, la inseguridad también afecta la esperanza de vida. Recordó que, en 2017, se alcanzaron las tasas más altas de homicidios. Ambas situaciones desataron los índices de mortalidad evitable y prematura.
Por otro lado, Jesús Díaz Pedroza puso de manifiesto la gran desigualdad económica en el país. De acuerdo con Notimex, el experto de la UAM indicó que en Puebla la diferencia financiera entre los diferentes estratos sociales es más radical. Recordó que, en el otro extremo de la balanza, está Tlaxcala. Ciudad de México, por su parte, tiene la quinta brecha más grande de México.
Francisco Aguilar comentó que la Insuficiencia Renal Crónica es la tercera causa de muerte. El jefe del Departamento de Políticas Sectoriales de la Secretaría de Economía apuntó que dicha enfermedad significa importantes pérdidas económicas. Esto es especialmente cierto en el sector rural. Como no forman parte del mercado laboral tradicional, no cuentan con seguridad social.
Aguilar criticó al actual diseño de salud pública. Apuntó que este diseño constitucional solo beneficia al sector urbano. Recordó también que la esperanza de vida muchas veces está sujeta al funcionamiento de la industria. Reafirmó que todavía hay muchos círculos viciosos en el actual sistema de atención. Para corregirlos, invitó a la nueva administración a cambiar el status quo.