La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 35 millones de personas han fallecido por causas relacionadas al VIH/Sida hasta la fecha en el mundo entero. Si bien la enfermedad continúa siendo uno de los problemas de salud más graves que existen en el planeta (especialmente en los países de escasos y medios recursos) los tratamientos que existen en la actualidad han permitido mejorar la calidad de vida de quienes la padecen, incluso ofreciéndoles una esperanza de vida “casi normal”.
De acuerdo con un estudio publicado en The Lancet, la efectividad de las terapias de antiretrovirales disponibles a partir de 2010 ha “normalizado” la esperanza de vida de quienes las ocupan, permitiéndoles vivir hasta una década más que aquellos pacientes que comenzaron a emplear este tipo de fármacos a finales del siglo pasado (1996).
El estudio, llevado a cabo en la Universidad de Bristol, señala que el extraordinario éxito de los tratamientos para el VIH se debe a que los nuevos fármacos disponibles no sólo tienen menos efectos secundarios (lo cual facilita el apego al tratamiento), sino que también son mejores a la hora de prevenir la replicación del virus dentro del cuerpo humano.
Sin embargo, la investigación también señala que los programas de prevención y detección temprana también han jugado un papel determinante, pues mientras más rápido se conozca el diagnóstico, más rápido se puede comenzar el tratamiento, mejorando así la sobrevida del paciente.
Para alcanzar sus conclusiones, los investigadores revisaron exhaustivamente los resultados arrojados por 18 estudios realizados en Europa y América del Norte en más de 88 mil 500 pacientes con VIH.
Pero si bien es cierto que la calidad de los fármacos para combatir el VIH ha mejorado, los investigadores también advierten que los sistemas de salud de todo el mundo deben mejorar para permitir que los beneficios estén al alcance de todos los infectados, pues el número de éstos continúa incrementándose día con día.
De la forma en que estamos ahora, los sistemas de salud simplemente no se encuentran listos para enfrentar el creciente número de gente con VIH envejeciendo. Necesitamos un nuevo modelo de salud que permita integrar la atención primaria y servicios especializados en VIH, pero también necesitamos un cambio mayor en términos de conocimiento y entrenamiento en torno a VIH y envejecimiento para poder ayudar a la gente a vivir mejor en las siguientes etapas de la vida.
Ciertamente el mundo de la medicina ha avanzado mucho en lo que a tratamiento del VIH se refiere; sin embargo, aún resta mucho por hacer, especialmente si tenemos en cuenta que aún hoy en día 1 de cada 8 personas con VIH permanece sin diagnosticar.