A lo largo de los últimos años la cannabis medicinal ha ganado terreno en nuestro país. A partir del 2021 la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) otorgó a los doctores la facultad para prescribir esta alternativa a los pacientes. Aunque para hacerlo primero es necesario cumplir con algunos requisitos legales. En caso de no ser así puedes recibir múltiples penalidades.
Ahora bien, lo importante es conocer el tipo de situaciones para las cuales se puede emplear esta opción. Uno de los trastornos que padecen los seres humanos en algún momento de su vida es el dolor. Después de cuatro décadas, en 2020, la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) lo redefinió como “una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada o similar a la asociada a una lesión tisular real o potencial”.
Asimismo, la IASP estableció que, cuando el dolor recurre o persiste en el tiempo por más de tres meses, se define como dolor crónico. Se encuentra presente en diversas condiciones médicas, como el cáncer, fibromialgia, polineuropatía diabética dolorosa, hernias discales, artritis reumatoide, neuralgia postherpética, esclerosis múltiple, entre otras.
Tipos de dolor
Para saber cómo identificar el dolor crónico, la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) lo divide en 7 subcategorías:
1) Dolor primario.
2) Dolor oncológico.
3) Dolor postquirúrgico y postraumático.
4) Dolor neuropático.
5) Cefalea y dolor orofacial.
6) Dolor visceral.
7) Dolor músculo esquelético.
El tratamiento consta de una estrategia multimodal que busca controlar la intensidad del dolor y mejorar los síntomas secundarios asociados. Con base en el tipo de dolor que se experimenta, ya sea nociceptivo (que está causado por una lesión en los tejidos del organismo) o neuropático (que surge como consecuencia directa de una lesión o enfermedad del sistema somatosensorial), se van a utilizar medidas farmacológicas tales como: opioides, acetaminofén (o paracetamol), antiinflamatorios no esteroideos (AINE), antidepresivos, antiepilépticos, entre otros medicamentos.
En algunos casos, es posible observar que la administración de opioides produce efectos terapéuticos parciales o limitados, y/o puede generar ciertos efectos secundarios como náusea, vómito, estreñimiento, entre otros, además del riesgo de desarrollar el ya conocido potencial de “adicción” (denominado médicamente trastorno por consumo de opioides).
Otra alternativa para atender el dolor crónico
También, la prescripción a largo plazo de fármacos como los AINE conlleva a complicaciones y efectos catastróficos como sangrado de tubo digestivo, enfermedad renal crónica y complicaciones cardiovasculares. Por esta razón, con el fin de ofrecer otras opciones terapéuticas que complementen de forma segura el manejo multimodal y la estrategia multidisciplinaria del dolor, el cannabis medicinal es una herramienta que puede ser de gran ayuda al tratar el dolor crónico.
Antes de iniciar un tratamiento con cannabis medicinal, es indispensable realizar una valoración completa al paciente, que incluya todos sus antecedentes personales patológicos y no patológicos, exposición previa a cannabinoides, tratamientos previos y actuales (farmacológicos y no farmacológicos), examen físico completo, determinar que no haya contraindicaciones relativas y/o absolutas para terapia con medicamentos con base en cannabis, y evaluación objetiva.
Cuando el paciente es candidato para recibir terapia con cannabis medicinal, es fundamental definir cuáles son los síntomas principales a controlar para decidir qué tipo de ‘chemovar’ o formulación de cannabinoide (ejemplo, THC, CBD, o ambos), debe consumir de manera específica. Por ejemplo, un producto rico en CBD puede ser suficiente para mejorar la ansiedad del paciente y consecuentemente, de forma indirecta, podría producir una mejoría en la intensidad del dolor, calidad de sueño y estado emocional.
En otros casos, puede hacer falta agregar un poco de THC al tratamiento para lograr optimizar el efecto analgésico. De hecho, la evidencia clínica actual sugiere que el THC tiene un mayor impacto para el control del dolor crónico. La mayoría de los estudios realizados en pacientes con dolor crónico neuropático han sido con productos ricos en THC administrados por vía inhalada.
Por otra parte, así como ocurre con fármacos como los opioides y gabapentinoides (ejemplo, pregabalina), la administración de productos enriquecidos en THC puede producir efectos secundarios como: mareo, somnolencia, boca seca, ansiedad, euforia, paranoia, taquicardia, dolor de cabeza, visión borrosa, entre otras. De igual manera, el consumo de productos donde predomina el CBD produce: somnolencia, boca seca, diarrea, fatiga, dolor de cabeza leve e hipotensión. Es importante resaltar que muchos de estos efectos adversos son leves a moderados; es decir, que no tienen impacto en la funcionalidad del paciente, y no es necesario suspender el tratamiento con cannabis medicinal.
El uso de tratamientos a base de cannabinoides deber de ser siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud especializado en esta terapia médica. También, se debe enfatizar que el cannabis medicinal no es la panacea ni va a eliminar por completo el dolor, simplemente será un aliado en el control de síntomas, en la mejoría de la funcionalidad y de la calidad de vida de quienes lo padecen.