El equilibrio emocional, es un tema muy complejo, que muestra la lucha interna que tiene el ser humano entre dos vertientes. Una que lo empuja hacia la violencia y la destrucción y otra que lo sumerge en el amor y la creación. Por tanto, desde temprana edad se equiparán estos dos poderes, marcando tendencias que se denotan claramente en la personalidad, conducta y pensamientos. Lo que permite concluir, que las emociones no se deben dejar al azar, porque esto sería poner en juego la sensatez, racionalidad, toma de decisiones y la felicidad del individuo.
Cuidando las emociones para ser feliz
Cada día, el ser humano se enfrenta a diversas situaciones en su ambiente familiar, laboral y social, que lo retan emocionalmente, a causa de las tradiciones, costumbres y carga generacional. Poniendo a prueba las estructuras mentales que ha adquirido durante toda la vida y van implícitas en la personalidad y la forma de ser, llevándolo a actuar y a pensar de una manera específica, que muchas veces no encaja con su entorno.
Botar la basura, reciclar lo necesario y limpiar, es una analogía muy valedera, cuando se está en la búsqueda del equilibrio emocional. Ya que, constantemente estamos guardando y apilando recuerdos de hechos dolorosos, creando una contaminación que nos deja sumergidos permanentemente en un pasado del cual nos cuesta salir, a pesar de que no se puede cambiar, provocando nefastas consecuencias para la salud. (Soler & Mercé, 2015)
El equilibrio emocional, se consigue manejando responsablemente los sentimientos, pensamientos y conductas, que se generan en torno a una situación. Reconociendo que todo lo que sucede se convierte en un maestro para la vida, lleno de energía vital, que demuestra a su paso que el control genera buenas relaciones y una comunicación asertiva, que disminuye el estrés y permite vivir en bienestar. (UAEH)
Algunas investigaciones destacan que las emociones son catalizadoras de todo lo que gira a nuestro alrededor. Por tanto, recomiendan cuidar la salud física, conectar con la naturaleza, conservar las relaciones sanas, cuidar las palabras, focalizar la atención y respirar. Pero también, invitan a implementar rutinas que incluyan reflexionar, meditar y practicar la gratitud y la compasión, en pro del equilibrio emocional. (isabel, 2008)
El equilibrio emocional no es rígido, por el contrario, se mantiene en constante movimiento, adaptándose a cada nueva realidad. Porque, debemos aceptar lo que somos y tenemos, con cada una de las limitaciones. Valorando lo positivo y cambiando lo negativo, ya que, es en ese momento en el que se expande el ser, logrando concebir una idea clara de la perfección en lo imperfecto, que nos hace diferentes, bajo una fuente de bienestar.
Sí, es posible conseguir el equilibrio emocional. Sin embargo, hay que dejar claro que no es un trabajo fácil y requiere que cada día se lleven a cabo pequeños cambios, que se convertirán en poco tiempo en hábitos que se validan con la inteligencia emocional, disfrutando del presente, amando y respetando lo que nos rodea y haciendo que florezca el amor propio, sin juzgamientos, ni rencores.