Hace medio siglo el principal problema de alimentación en nuestro país estaba relacionado con la desnutrición; sin embargo, en las décadas recientes este problema pasó al extremo opuesto, pues ahora es la obesidad la que afecta a la mayor parte de la población. En este sentido, la Secretaría de Salud (SSa), estima que el 73 por ciento de los adultos mexicanos presenta un exceso de masa corporal.
Para combatir este problema se han implementado diversas estrategias como regular los alimentos que se venden dentro de las escuelas de educación básica del país y solicitar una mayor transparencia en los alimentos que se anuncian a través de medios de comunicación. Si bien las anteriores son buenas medidas para combatir los males antes citados, un aspecto en el que nadie ha hecho hincapié es en las máquinas expendedoras de golosinas que se ubican dentro de la gran mayoría de los hospitales del país.
No obstante lo evidente del problema de la obesidad y su cada vez mayor prevalencia entre la población mexicana, resulta inexplicable que se vendan alimentos elevados en grasas y azúcares adentro de las propias unidades de salud que, en la mayoría de los casos, cuentan con anuncios publicitarios en los que se le solicita a los pacientes el llevar una alimentación saludable.
Si bien el panorama antes descrito no es exclusivo de México, en algunas naciones como España algunas organizaciones han sido las primeras que han alzado la voz y le han solicitado a las autoridades el retirar este tipo de máquinas expendedoras de alimentos o en su defecto que cambien el tipo de producto que ofrecen por otros que sean sanos.
Aunque en nuestro país todavía no se ha propuesto ninguna medida similar, el problema de la obesidad es tan grave que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que que la generación actual, también conocida como millennial, será la más obesa de todos los tiempos.