Aunque no se les brinda demasiada importancia, los problemas relacionados con la glándula de la tiroides son demasiado frecuentes en nuestro país. El mayor inconveniente es que la mayoría de los afectados no tiene conocimientos al respecto. Esto provoca que no acuda con un especialista, lo que puede conducir a situaciones más graves como enfermedades cardiovasculares, osteoporosis e infertilidad.
Durante el Cuarto Foro Internacional de Expertos en Tiroides, la Dra. Nayeli Martínez Cruz, endocrinóloga adscrita al Área de Endocrinología del Instituto Nacional de Perinatología (INPer) habló al respecto. Explicó que las patologías relacionadas con la tiroides suelen ser más frecuentes en mujeres que en hombres.
Hipotiroidismo, el problema más frecuente
De las diferentes enfermedades que afectan a la glándula tiroides una de las más frecuentes es el hipotiroidismo. Con base en la actualización 2016 del Diagnóstico y Tratamiento de Hipotiroidismo Primario y Subclínico en el Adulto, nuestro país tiene una prevalencia de hipotiroidismo primario del uno por ciento y del 8 por ciento para hipotiroidismo subclínico.
Al respecto, por los síntomas del hipotiroidismo, muchas mujeres confunden su situación con la menopausia. Esto es muy grave porque propicia la automedicación o que se deje pasar el problema y puedan crecer las consecuencias.
Por lo anterior, resultan muy importantes las revisiones periódicas para identificar una situación de este tipo. En este caso, los médicos de primer contacto desempeñan un papel fundamental. Gracias a sus conocimientos, pueden detectar si la paciente presenta síntomas de hipotiroidismo. En caso de ser así, se debe canalizar con un endocrinólogo para que haga una valoración a fondo.
Otro aspecto a considerar es que las patologías que afectan a la tiroides tienden a ser enfermedades crónicas. El problema se traduce en la falta de apego al tratamiento de los pacientes.
Un reto que enfrentamos los endocrinólogos es lograr que los pacientes jamás abandonen su tratamiento. En muchas ocasiones piensan que por sentirse “bien” durante una semana significa que ya no es necesario tomar sus medicamentos. La realidad es que se necesita constancia y jamás abandonar las indicaciones médicas.