Entre focos rojos de alarma, muerte, desesperación y violencia, a través de tumultos de gente que desplazaban heridos por las bastas regiones del territorio colombiano, un cúmulo de personas tuvo que hacerse de los conocimientos básicos de la medicina para salvar a sus familiares, amigos y colegas frente a un conflicto que prevaleció durante muchos años en Colombia: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Su escuela fue la selva
¿Médicos de las FARC?
En este contexto, uno de los efectos positivos emanados de la firma de los Acuerdos de Paz, entre el gobierno nacional de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias es la superación (y hasta determinado punto, reincersión social) de estos grupos que se mantenían ocultos, en el anonimato.
Un ejemplo de esta situación lo narra la “enfermera” Johana Japón, una mujer que desde los 17 años de edad tuvo que someterse a los horrores de la práctica médica: un paciente alterado, muriendo y prácticamente sólo, porque quienes estaban a su alrededor desconocían la manera para poder ayudarlo.
Testimonio de Japón, hoy, a sus 35 años:
Tenía astillas del mismo hueso que cada nada le rompían el intestino delgado, tuvieron que operarlo como unas tres veces y a lo último ya tenía que quedarse con los intestinos afuera y nos tocaba echarles agua, mantenerlos húmedos (…) nos tocó sacarlo de emergencia de donde estábamos porque llegó el Ejército y a los dos días murió.
De acuerdo con las principales cabellizas de las FARC, entre los que destaca el comandante Mauricio Jaramillo, por sección se preparaban a cerca de 150 personas para fungir como paramédicos del conflicto armado que duró poco más de 40 años.
Una beca de reconversión
500 vacantes para el guerrillero
En este contexto, una de las naciones más avanzadas en el tratamiento de enfermedades no sólo de la región habla hispana en América, sino de todo el mundo, Cuba, ha impulsado una estrategia integral para adherir a estos “médicos guerrilleros”, formados en la selva y desempeñados en la contención de heridos de una guerra que duró casi medio siglo, a los programas de profesionalización médica de la isla.
Al respecto, José Luis Ponce, embajador cubano en Bogotá, explicó que serán destinadas 500 becas a la guerrilla para que sus “enfermer@s” viajen a la isla a convertirse real y certificadamente en médicos profesionales.
Para los próximos 5 años, Cuba ofrece mil becas tanto al gobierno colombiano como a la guerrilla FARC con la intención de contribuir en los Acuerdos de Paz que pretenden superar el conflicto armado.
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