Cinco enfermeras del Hospital de la Mujer “Dr. Rafael Pascacio Gamboa”, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, iniciaron el pasado 3 de abril una huelga de hambre para exigir el abastecimiento de medicinas e insumos en los centros de salud y nosocomios de la entidad pero, a fin de elevar las presiones de su manifestación, se han sumado cuatro más y cinco de ellas sellaron sus bocas para no ingerir líquidos.
El grupo de inconformes también exige a la Secretaría de Salud de Chiapas la restitución de sueldos, reparar el daño laboral a quienes despidieron por demandar medicamentos, el abastecimientos de fármacos e insumos médicos en los distintos centros hospitalarios, y cubrir pagos pendientes de las cuotas del Fondo de la Vivienda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (FOVISSSTE) y del Fondo de Ahorro para el Retiro (SAR-FOVISSSTE).
Una de las enfermeras, María de Jesús Espinosa de los Santos, detalló que buscan que el gobierno “reintegre más de 700 millones de pesos que durante tres años nos ha malversado al descontarnos rubros de vivienda, seguros de vida e impuestos, entre otros”, los cuales “descontó y se embolsó”.
Plantadas a las afueras del “Rafael Pascacio Gamboa”, las enfermeras reconocieron que mantienen una mesa de diálogo con el gobierno del estado, sin embargo, no se han logrado concretar acuerdos.
Las enfermeras se amordazaron durante ocho horas, y ahora sellaron sus bocas con cinta adhesiva por 10 horas.
A través de un comunicado, informaron que se integraron al diálogo representantes del centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas y de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE).
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