Con frases como “México manda a su gente, pero no manda lo mejor”, y “Estado Unidos se ha convertido en el basurero de los problemas de todos los demás”, el magnate Donald Trump ha destacado como uno de los candidatos a la Casa Blanca más polémicos en la historia del país vecino.
Desde que el empresario del sector inmobiliario revelara sus aspiraciones políticas para ser presidente de EE. UU., se ha convertido en personaje mediático, sobre todo por su campaña plagada de muestras de intolerancia, odio, xenofobia y misoginia; no obstante, el 19 de julio pasado fue elegido oficialmente como candidato republicano para obtener este puesto.
Durante la Convención Nacional de su partido en Cleveland, Ohio, superó el mínimo de mil 237 votos necesarios para oficializar su nominación; sin embargo, la clave para obtener la presidencia estadounidense podría encontrarse más allá del apoyo de los republicanos: en una enfermedad.
Y es que en las últimas semanas la salud de la candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton, ha desatado frecuentes debates en las redes sociales bajo el hashtag #HillarysHealth, y llamado la atención de los medios de comunicación, pues incluso la secretaria de prensa de la campaña de Trump, Katrina Pierson, ha salido ante cámaras para asegurar que Clinton tiene disfasia causada por traumatismo, la cual la inhabilitaría para enfrentar la responsabilidad de dirigir la Casa Blanca.
Por su parte, David Andrew Pinsky, médico y presentador de televisión, ha asegurado estar muy preocupado por la salud de Clinton, quien recibiría tratamientos de la década de 1950, ya que, dijo, él y otro colega revisaron el historial médico de la candidata, quien usa medicinas anticuadas. Asimismo, destacó que ésta sufrió dos episodios de trombosis venosa profunda (TVP) que también amenazan su salud.
No obstante, la médico de cabecera de Clinton, Lisa Bardack, afirmó que la candidata presidencial goza de excelente salud y está capacitada para ser presidenta de Estados Unidos.
Mientras se descubre si las fotos del pasado mes de febrero en las que Clinton es ayudada por su equipo para subir unas escaleras, así como un video que circula en redes sociales donde se le observa mover exageradamente la cabeza guardan relación con alguna enfermedad que intenta ocultar, la duda sobre su capacidad física y mental para hacerse cargo de la presidencia de EE. UU. ha sido sembrada, de modo que Trump podría ganar este puesto no sólo por el apoyo de los republicanos, sino por el temor de los votantes a que la salud de la candidata actúe en contra de ella y, por tanto, del mejor interés de los estadounidenses.
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