De todas las enfermedades crónico-degenerativas, el Alzheimer es una de las más comunes. En septiembre pasado, se estimó que cada 3 segundos surgía un nuevo caso de la demencia en el mundo. Por ello, numerosos equipos científicos buscan formas de tratar, prevenir e incluso revertir la condición. Mientras que algunos expertos se enfocan en nuevos fármacos y terapias, otros buscan soluciones en drogas actuales.
Un grupo de expertos descubrió los efectos benéficos de una terapia para controlar el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) en varios tipos de enfermedades crónico-degenerativas, incluido el Alzheimer. John Sedivy, autor líder de la investigación, afirmó que el fármaco reduce la inflamación. Específicamente, la causada por los retrotransposones en las células senescentes.
Genérico de VIH para tratar el Alzheimer
Sedivy explicó que los retrotransposones son secuencias de ADN que se replican y mueven por el organismo. Conforme las células envejecen, su control sobre estos elementos se reduce de forma importante. Una clase específica, conocida como L1, provoca una respuesta inmune antiviral. Este mecanismo termina por producir inflamación en los microorganismos adyacentes. La afectación del tejido, a su vez, puede provocar desde Alzheimer hasta Parkinson, diabetes tipo 2 y artritis.
La respuesta inmune específica es mediada a través de interferones. Estos elementos, a su vez, requieren de la enzima transcriptasa inversa para su trabajo. Tanto el VIH como otros retorvirus utilizan este tipo de proteína para replicarse. Así, Sedivy y su equipo razonó que los tratamientos que inhiben la producción de la molécula podrían reducir la inflamación por retrotransposones.
Se analizaron 6 fármacos para el VIH que inhiben la transcriptasa inversa. Uno de ellos, genérico, probó ser especialmente útil para reducir la inflamación celular en un modelo con ratones. El Iamivudine no afectó el periodo de vida de los microorganismos senescentes. Pero sí redujo el efecto de los interferones en las estructuras adyacentes. Los resultados del estudio se publicaron en Nature.
De acuerdo con Sedivy, la inflamación en ratones mayores no se redujo hasta niveles comparables a individuos jóvenes. Sin embargo, la mejora fue clínicamente significativa. Dijo que él y su equipo desean confirmar sus hallazgos en una prueba con humanos. Además, pretende diseñar un fármaco que actúe específicamente en los retrotransposones L1. Así, se pueden crear terapias para el Alzheimer y otras enfermedades crónicas con menos efectos secundarios.