El consumo de alcohol se presenta entre jóvenes y adultos bajo un modelo costumbrista heredado, que añora regocijo, fiesta y celebración. Sin embargo, el abuso de este tipo de sustancias lleva a desarrollar cambios contundentes en la conducta del individuo. Que no solo afectan el juicio, sino también su estado de salud, aminorando su calidad de vida.
Es así, como las mismas empresas encargadas de producir y distribuir el licor en todo el mundo, hacen campañas sobre la moderación. Al tiempo, que llaman la atención a los menores de edad para que no se acerquen a este tipo de sustancias a corta edad. Sin embargo, cada día, aumenta el número de personas, que, por múltiples razones, incluyen unos tragos como parte de la cotidianidad.
Consumo de alcohol y salud no hacen dupla
En realidad, el exceso en el consumo de alcohol lleva a desarrollar trastornos físicos y mentales que debitan. De ahí, que se presenten principalmente fisiopatologías que alteran el buen funcionamiento del hígado. Al mismo tiempo, que de una manera sistémica se desarrollen cefaleas, diabetes, apoplejía, deficiencias nutricionales y problemas digestivos. Además de cardiopatías que ponen en riesgo la vida del individuo.
De este mismo modo, las consecuencias psicológicas y mentales por el desmedido consumo de alcohol son adversas. No solo para el que sufre de este tipo de trastorno sino para su entorno más cercano, como son sus familiares y amigos. Ya que, se produce un comportamiento inadecuado con cuadros de inestabilidad emocional, problemas de atención y mala coordinación. Anclados a una dependencia que facilita la pérdida de control en el pensamiento y la incapacidad de toma de decisiones.
Es así, como vemos que el trastorno por consumo de alcohol, se caracteriza por dependencia, perdida de juicio y retraso en el desarrollo. Además, los periodos de intoxicación marcan un deterioro recurrente en las células del cuerpo. Lo que hace que se necesite acudir a la consulta médica para determinar la gravedad de los daños orgánicos y poder paliar la sintomatología, mientras se lleva a cabo un tratamiento adecuado.
¿Qué se puede hacer?
Definitivamente, ante el trastorno por consumo de alcohol, se debe primero que todo aceptar que algo no anda del todo bien. Luego se necesita buscar ayuda profesional para empezar un proceso de desintoxicación y abstinencia. Que debe ir complementado con un programa ajustado con un grupo de múltiples profesionales. Ya que, se requiere la asesoría y el acompañamiento de médico, psicólogo, enfermera y terapeuta, para salir adelante con este tipo de perturbación.
Sobre todo, porque fuera de limpiar el organismo y estructurar un plan de acción para mejorar los hábitos de vida, es importante evitar los factores de riesgo. Por ello, el cuadro clínico, los antecedentes familiares y los medicamentos que se consumen, cobran relevancia en este caso. Al igual, que la inclusión de algún tipo de traumatismo o factores sociales y familiares que pueden ser parte de las causas.