El pasado 7 de abril se conmemoró una edición más del Día Mundial de la Salud y a partir de la efeméride se pueden realizar múltiples análisis. En primera instancia, uno de los objetivos de la fecha es hacer hincapié en la relevancia que tiene esta aspecto en la vida de todos. Por lo tanto cada año se hace una invitación a no dejar de invertir por el beneficio común.
Ahora bien, es claro que en la actualidad se vive una pandemia que se mantiene activa en la mayoría de los países del mundo. México no es la excepción y los estragos se pueden observar. Algunas de las consecuencias directas son los hospitales que hasta hace poco tiempo presentaron niveles por encima del 90 por ciento de ocupación. Una emergencia de esta magnitud es algo que no se podía anticipar aunque también es cierto que hay muchos errores cometidos que sí se pudieron prevenir.
No todos tienen derecho a la salud
En primer lugar está la promesa que se ha realizado por décadas de alcanzar la universalidad de la salud y la cual cada vez luce más lejana. El sistema sanitario en México presenta fallas que impiden el pleno ejercicio del derecho a la salud. Además excluye a 33 millones de mexicanos (26 por ciento) y es inequitativo, lo que afecta a la población más pobre.
De acuerdo con un análisis de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, México Evalúa y El Centro de Estudios Espinosa Yglesias solo el 45 por ciento de la población (56 millones de personas) cuenta con afiliación a servicios de salud de la seguridad social (IMSS, ISSSTE, ISSSTE estatal, Semar y Sedena). Mientras que el 27 por ciento de la población (33.8 millones de personas) está afiliada a sistemas públicos diferentes a la seguridad social, como el Seguro Popular, hoy Insabi e IMSS Bienestar. En tanto que el 2 por ciento cuenta con seguro privado o afiliación a otra institución. Y el 26 por ciento restante carece totalmente de afiliación a servicios de salud.
La afiliación además no necesariamente garantiza el acceso efectivo del derecho. El 34 por ciento de la población afiliada a servicios del seguro social recurren a los servicios privados, principalmente consultorios dependientes de farmacias. Al igual que el 41 por ciento de la población de los sistemas públicos diferentes a la seguridad social, se encuentra en la misma situación.
Una notoria falta de inversión
La fragmentación del acceso a servicios se agrava con la insuficiencia presupuestaria. México es de los países de la OCDE que menos gasta en salud, destina sólo 2.8 por ciento del PIB cuando 6.6 por ciento es la proporción promedio de los países que conforman este organismo internacional. Esto se refleja en las debilidades de infraestructura hospitalaria y de recursos humanos. A la fecha prevalece una baja proporción de personal de enfermería con respecto a médicos: 1.2 versus 2.7, que es el promedio de la OCDE.
Por otra parte, preocupa la forma en que la atención a la pandemia ha acaparado los recursos del sector salud, y desplazado la atención de otros padecimientos. Resulta dramático, por ejemplo, que en 2020 sólo se dieran 168,173 consultas para la atención de cáncer de mama y cervicouterino en unidades de la Secretaría de Salud y de Servicios Médicos Estatales y Municipales, el equivalente a 43% del total de consultas otorgadas en 2019 (383,462).
Las consultas en las 101 Unidades de Especializadas Médicas en Enfermedades Crónicas de la Secretaría de Salud, que atienden principalmente a pacientes con diabetes, hipertensión, obesidad y dislipidemia (todas comorbilidades de covid-19), también se redujeron el año pasado: un 49% con respecto a 2019.
Médicos han sido olvidados y les niegan la vacuna
Mientras todo lo anterior ocurre con la población en general ahora hay que tomar en cuenta la situación que enfrentan miles de médicos y personal de otras áreas de la salud. Durante meses se entregaron a sus labores y arriesgaron todo con tal de atender a los pacientes. Como respuesta, el día de hoy han sido excluidos de la vacuna contra la Covid-19. A la fecha solo los que pertenecen a hospitales públicos han recibido la inmunización, mientras que el resto permanecen desprotegidos.
Por todo esto es que se puede considerar que la actual es la crisis de salud más grave de la historia moderna de México. Algunos avances conseguidos durante décadas ahora han sido borrados e inclusive podría existir un retroceso en este rubro tan importante.