Se conoce como síndrome de la bata blanca (SBB) a la elevación de la presión arterial secundaria a la reacción hipertensiva provocada por la presencia del médico o enfermera cuando se mide la presión arterial, a principios de los años 80, Mancia y colaboradores, estudiaban el fenómeno mediante una especia de registr invasivo, midiendo los latidos de la presión arterial al momento del pase de la visita médica, en donde la llegada del médico se produce una reacción hipertensiva inmediata que eleba la presión arterial sistólica más de 26mmHg y la presión arterial diastólica hasta casi 15mmHg respecto a la existente antes de la llegada del médico, definiéndose posteriormente por Pickering y colaboradores como cifra de presión arterial persistentes elevadas en la consulta y una presión arterial ambulatoria normal durante las 24 horas siguientes, determinándose el diagnóstico con mediciones subsecuentes a varias horas del día, teniendo en cuenta que para clasificar o diagnosticar a los pacientes como tal, se deberá estimar una PA por dado del cual se debe considerar un individuo normotenso.
La razón fisiológica se debe a que existe un aumento de la frecuencia cardíaca similar a las reacciones de alerta en donde hay un compromiso de la vía simpática beta en su génesis, siendo mas frecuente en el sexo femenino mayores de 40 años, según un estudio publicado por R. Hernández y P. Armario.
No existe un patrón hemodinámico característico del SBB, pero sí parece que estos sujetos tienen algunas alteraciones semejantes al resto de los hipertensos, asociándose incluso un aumento del gasto cardíaco, así como un incremento de la resistencia vascular periférica y una reducción de la distensibilidad arterial, por lo que diversos autores sugieren el hecho de que sean tratados para disminuir los riesgos cardiovasculares a los cuales están sujetos como el restos de los hipertensos, por lo anterior al momento de la exploración física de nuestros pacientes en la consulta es imperante tener en cuenta que el tiempo es un factor importante para esperar a tener una cifra cercana a la realidad basal del paciente, sin embargo no es el método de elección para confiarnos en que en algún momento el estrés y la ansiedad disminuida en estos pacientes nos arrojará un resultado confiable, sino que debemos de monitorear a estos pacientes para tener así un mapeo que nos permita estadificar y en dado caso comenzar con un tratamiento que prevenga alteraciones cardiovasculares a futuro.
