La curación y recuperación de un paciente hospitalizado no depende únicamente de la atención y el tratamiento recibido, sino también del entorno en el que se encuentra, el cual debe ser lo más tranquilo posible. Según los resultados de un estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine, la recuperación puede verse comprometida en la población más vulnerable a causa de un factor común en el medio hospitalario: el ruido, ya que interrumpe las fases de sueño y, en consecuencia, altera la actividad cerebral y la función cardiovascular.
Desafortunadamente, la cantidad de ruido se ha duplicado en las últimas seis décadas. Investigadores de la Universidad de Chicago han reportado que el nivel medio de ruido en hospitales de Estados Unidos fluctúa entre 50 y 80 decibeles (dB), lo cual, aunque parezca difícil de creer, es equivalente al sonido que produce una sierra. Esto significa que es extremadamente alto y se encuentra muy por encima de las recomendaciones estipuladas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que son de 35 dB durante el día y 30 dB por la noche. En conjunto, todas las alteraciones relacionadas con el ruido tienen un impacto negativo en los pacientes.
Los hospitales, como sucede actualmente con los entornos urbanos donde descansa la población, sufren cada vez una mayor contaminación acústica; y nuestro estudio destaca que el buen dormir resulta especialmente importante para la curación y recuperación de los pacientes hospitalizados, afirmó el Dr. Orfeu Buxton, co director de la investigación.
Para llevar a cabo dicha investigación, 12 voluntarios sanos ingresaron durante tres días en un laboratorio de sueño. Durante la primera noche, pudieron dormir sin ningún contratiempo, pero la segunda y tercera tuvieron que soportar la grabación de 14 sonidos frecuentes en los hospitales. Los resultados mostraron que la interrupción del sueño causada por los ruidos en los hospitales también alteraba la función cardiovascular, lo cual puede poner en peligro la vida de los pacientes más vulnerables.