Fue en 2014 cuando se instauró en México un impuesto especial a bebidas azucaradas. Aunque ya ha transcurrido un lustro, todavía no se conoce con certeza el impacto provocado por esta decisión. Pero gracias a un estudio ahora es posible estimar el impacto a la salud que tendría esta decisión si el aumento fuera todavía mayor.
El trabajo fue realizado por investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y la Universidad de Harvard (TU). Se titula “Cost-Effectiveness Of The Sugar-Sweetened Beverage Excise Tax In Mexico” y fue publicado en la revista Health Affairs. Los hallazgos del estudio son el resultado de un modelo matemático de simulación que estimó el impacto del impuesto a bebidas azucaradas sobre la calidad de vida en nuestro país.
Prevenir la obesidad
Lo que se observa es que después de transcurridos 10 años, el impuesto aplicado a las bebidas azucaradas en México podría generar un ahorro aproximado de 91.6 millones de dólares en el gasto para la atención de la salud y prevenir casi 240 mil casos de obesidad en el país, más de 61 mil casos de diabetes, casi 4 mil eventos vasculares cerebrales, más de 2 mil 800 casos de enfermedad hipertensiva del corazón y más de 4 mil enfermedades isquémicas del corazón.
A su vez, también se hizo una estimación si existiera un impuesto de 2 pesos por litro (el doble de lo que actualmente se recauda). Con esto se podrían obtener mayores beneficios para la salud de la población. Entre ellos se podrían prevenir más de 283 mil casos de obesidad en niños y adolescentes. Esta reducción de casos de obesidad en niños contribuiría de manera importante en la prevención de enfermedades crónicas en la edad adulta. Los autores estimaron que por cada peso gastado en la implementación del impuesto de 2 pesos por litro se recuperarían 7 pesos.
El modelo matemático tomó en cuenta la disminución observada en compras y se tradujo en una disminución de masa corporal, prevalencia de enfermedades crónicas como enfermedad cardiovascular, diabetes, cáncer y el ahorro en la atención a la salud por estos padecimientos.
La evidencia científica actual confirma que la aplicación de impuestos a productos perjudiciales para la salud es una de las medidas más redituables para reducir el consumo y, por consiguiente, beneficiar la salud de la población.