En la actualidad, es para los padres un gran dilema la postura que deben adquirir frente al uso que hacen sus hijos de las tecnologías. La tecnología tiene un especial encanto para los niños, pero ¿deben los padres fomentar su uso temprano? ¿conocemos realmente cómo influye la exposición a estas tecnologías en el desarrollo intelectual, emocional y cerebral de nuestros hijos?
Desde la neurociencia, todavía no se comprende en su totalidad el impacto que las nuevas tecnologías pueden tener en el desarrollo cerebral de los niños. Sin embargo, las evidencias son contundentes. Se sabe que un mayor tiempo de exposición a dispositivos como las tabletas, teléfonos inteligentes, televisión, videojuegos, etc., está directamente relacionado con mayores índices de obesidad, depresión infantil, miopía, déficit de atención, entre otros. Según los datos, con la exposición temprana o prolongada a estos dispositivos puede verse afectada la maduración de las diferentes estructuras y funciones del cerebro en desarrollo.
Durante los primeros años de vida, en cerebro del niño debe iniciarse el dominio sobre la concentración. En los primeros meses de edad el menor sólo es capaz de fijar su atención en objetos que se mueven, hacen ruido o tienen luces. De a poco se fija en objetos inertes. A medida que se hace mayor es capaz de tener un mayor autocontrol, hasta el punto de concentrarse en objetos que le resultan menos interesantes.
A medida que el niño va teniendo un mayor dominio de su atención la parte frontal de su cerebro se va desarrollando, permitiéndole tener más resistencia ante las frustraciones que le presenta la vida; toda una garantía de felicidad.
El principio en el que se basan la mayoría de las Apps, videojuegos, programas de televisión pensadas para niños y que las hacen tan entretenidas y divertidas es que no exigen un nivel alto de concentración para el menor, sino que los retroceden a la primera infancia y atrapan su atención con imágenes, movimiento y sonidos al igual que lo hacía el sonajero.
En este sentido, lo que a muchos padres y cuidadores les puede parecer que ayuda a sus hijos a evolucionar hacia una atención más rápida y a mejorar sus reflejos, sólo significa una involución que provoca dificultades en la concentración y no favorece la capacidad de tolerar la frustración que, en definitiva, es la base sobre la que se fundamentan la inteligencia y la felicidad.
No se puede negar la importancia y el beneficio que brindan las nuevas tecnologías, como no se puede negar el hecho de que no regular la exposición de nuestros hijos a ellas, puede ser muy dañino. La finalidad de la tecnología es facilitarnos y ayudarnos a disfrutar de la vida. Y, ese es el sentido, que debemos transmitirle a nuestros hijos su utilización.
La idea es introducir su uso de manera paulatina y controlada.
Es importante que los padres y cuidadores sepan que los niños aprenden más, por observación de sus padres, por lo que es responsabilidad de los progenitores un modelo saludable de interacción con la tecnología, basado en la moderación y el autocontrol.
Referencias
- El Mundo. Álvaro Bilbao. Cómo afecta la tecnología al cerebro de nuestros hijos. [Internet] Disponible en: https://www.elmundo.es/sapos-y-princesas/2015/11/06/563ca6b2268e3eef138b4681.html#:~:text=Entre%20los%2010%20y%2014,menor%20riesgo%20de%20fracaso%20escolar.
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