El estrés laboral está definido como las nocivas reacciones físicas y emocionales que ocurren porque las exigencias del trabajo no igualan las capacidades, las necesidades o los recursos del personal de la salud.
El estrés laboral se ha convertido en una característica común en la vida moderna. Casi todas las personas experimentan en algún momento de sus vidas estrés en sus ocupaciones laborales. Estas situaciones estresantes, con frecuencia pueden ser menores y de corta duración y tiene poco impacto sobre la persona. Pero para muchos, el estrés se da en periodos largos de tiempo y de forma continua1.
Cuando una persona padece estrés, se habla de un exceso o sobreesfuerzo del organismo al sobreponerse al nivel de resistencia experimentado por éste o bien cuando en el organismo se produce un incremento de activación que pone en riesgo la capacidad de mantener parámetros óptimos de homeostasis con el fin de lograr un máximo rendimiento psicológico y conductual2.
En las profesiones sanitarias las consecuencias del estrés son especialmente graves y visibles debido a la constante exposición pública de su trabajo y el factor añadido de su vocación de servicio. En cuanto a los principales estresores laborales, se puede considerar como los más relevantes, el ambiente físico, demandas del propio trabajo, relaciones interpersonales, estructura de la organización, inseguridad laboral, conflicto de roles y factores externos al trabajo3
En 1988 el psiquiatra Okinoura, planteo la definición del “síndrome médico” dada la prevalencia del estrés entre los médicos, como un trastorno con entidad independiente. Su aparición es frecuente al comenzar el ejercicio de la profesión. El agotamiento ocurre principalmente en los centros de salud. Entre los médicos encargados de la salud ocupacional se encuentran sometidos a presiones de quienes los contratan y de los trabajadores a los que asisten4.
Se parte de la base de que la cantidad justa de estrés puede ser estimulante y saludable con el fin de llevar a cabo las tareas más rápido y de manera eficaz, le permite al organismo responder adecuadamente a los retos y cambios de la vida diaria. Sin embargo, pasa a una posible cronificación abarcando un amplio abanico de síntomas, que pueden ser tanto físicos como psíquicos, de difícil tratamiento, entre los que se destacan:
- Síntomas físicos. Entre los más representativos están las jaquecas, gastritis, aumento de la presión arterial y mayor incidencia de colon irritable, al mismo tiempo que surge una menor eficacia del sistema inmune. De igual forma, taquicardia, temblor corporal, sudoración, tics nerviosos, sobrepeso y obesidad, menstruación irregular, bruxismo, insomnio, falta o aumento de apetito, diarrea, entre otros.
- Síntomas psíquicos. Dificultad en la capacidad de concentración e incremento en el número de errores, disminuye la memoria, ralentiza la toma de decisiones. Es frecuente, también, la aparición de ansiedad, pensamientos catastróficos, excesiva preocupación, cambio en el estilo de vida, inquietud, miedo o pánico, irritabilidad, síntomas que, de no ser tratados a tiempo, pueden ser causa de depresión y labilidad emocional.
El estrés implica sufrimiento, pérdida de potencial del capital humano y social de las organizaciones de salud. La presión laboral repercute en insatisfacción laboral y afecta el desempeño profesional5. Lo que adquiere mayor relevancia en los profesionales sanitarios que desarrollan su labor con personas. Los profesionales de la salud esperan no solo una compensación económica, sino también una satisfacción personal y el reconocimiento social de su labor. Como lo propone la OMS “el trabajo saludable es aquel en que la presión sobre el empleado se corresponde con sus capacidades y recursos, el grado de control que ejerce su actividad y el apoyo que recibe de las personas que son importantes para él”
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
- Moreno, B. & Peñacoba, C. (1999). Estrés asistencial en los servicios de salud. En M. Simón (Eds.). Psicología de la salud (pp. 739-764). Madrid, España: Biblioteca Nueva.
- Sandín, B. (1995). Estrés. En A. Belloch, B. Sandín & F. Ramos (Eds.), Manual de psicopatología (pp. 4-47). Madrid, España: McGraw-Hill.
- Peiró, J.M. (1999a): Desencadenantes del estrés laboral. Madrid. Pirámide.
- Okinoura, M. (1988). El síndrome de burnout o de desgaste profesional. seguridad e higiene del trabajo en los servicios médicos. Dirección de Salud Mental de la Secretaría de Salud del Gobierno de Buenos Aires. Laboratorios Roemmers e Intramed. Instituto Finlandés de Salud Ocupacional. (Portal Exclusivo de la Comunidad Médica).
- Álvarez, D. (2007). Satisfacción y fuentes de presión laboral en docentes universitarios de Lima Metropolitana, Persona, 10, 49-97.