Realizar una cirugía no sólo implica la labor operatoria, en ella se integran la información que percibe cada uno de los sentidos (táctil, visual, auditivo, olfatorio, propioceptivo) y el conocimiento de las técnicas quirúrgicas, todo influye en la adecuada toma de decisiones incluso la institución, el personal auxiliar y el instrumental quirúrgico. El cirujano adquiere esta capacidad integradora con la práctica repetida y perfeccionada durante su entrenamiento y posterior ejercicio de su profesión. El entrenamiento mental contribuye al desarrollo y fortalecimiento mental del cirujano, facilitando el aprendizaje favorable de la experiencia, la seguridad del paciente y el desenlace de la cirugía. Por lo que, es importante que el profesional conozca la naturaleza del entrenamiento mental en términos de su utilidad y ejecución, como una práctica adicional a la preparación para realizar una cirugía.
¿Qué es el entrenamiento mental?
Se define como; “el entrenamiento simbólico de una actividad física con ausencia de movimiento muscular, donde el procedimiento requerido se realiza mentalmente, sin la necesidad de realizar la actividad física”. Dicha actividad mental; debe realizarse de forma completa, desglosando imaginariamente del paso a paso de la actividad, de tal forma, que se interiorice y se convierta en una serie de movimientos involuntarios pero efectivos al momento de ejecutar el procedimiento.[1]
El entrenamiento mental fue empleado en sus inicios con músicos y deportistas, impactando positivamente sus habilidades cognitivas y mejorando su desempeño. Con la implementación del entrenamiento mental; en el campo de las técnicas quirúrgicas, se perfecciona la ejecución y se pueden prever posibles complicaciones, mejorando la eficacia y efectividad del cirujano.
Utilidad del entrenamiento mental en cirugía
Sus beneficios involucran actividades altamente demandantes y con elevados niveles de estrés, el entrenamiento mental ayuda en la toma correcta de decisiones; permite conservar la calma al momento de realizar la actividad real. Su objetivo primordial en cirugía: es el de generar habilidades psicológicas que le permitan al profesional crear el estado mental ideal, suficiente y adecuado para el desempeño de su actividad. Cuando el cirujano realiza el entrenamiento mental; utiliza su mente como un simulador, lo que le permite mejorar en su desempeño, ayudándolo en el manejo del estrés y la incertidumbre que genera una cirugía, propiciando.
Además, el fortalecimiento de sus habilidades mentales y facilitando el control del ambiente quirúrgico, creando un esquema mental lo suficientemente claro, que lo ayuda en la toma de decisiones acertadas. (Mantilla Florez J, 2015)
El entrenamiento mental; provee al cirujano un adiestramiento observacional positivo, unido a otros recursos como el manejo de la atención, un apropiado estado de relajación, el manejo del pensamiento, interiorizando la tarea hasta memorizarla y comprenderla, permitiendo una mayor habilidad en los movimientos al momento de operar. Ya que se crea una memoria muscular; que se deriva del pensamiento de acciones repetitivas, traduciéndose en un óptimo desempeño físico al momento de realizar la tarea. Sin embargo, en el campo de la cirugía, el entrenamiento mental es un complemento a las competencias motoras que mejora los resultados y, para nada, reemplaza la adquisición de habilidades prácticas reales.
El entrenamiento mental debe realizarse adecuadamente; para evitar imágenes visuales negativas que generen desconfianza, angustia y disminuyan la motivación para realizar cirugías. Debe también ser constante, pero evitando las exageraciones para no caer en la monotonía y el aburrimiento.
Con la incorporación del entrenamiento mental en la práctica diaria, sumado al entrenamiento físico se impacta favorablemente el desempeño profesional del cirujano.
[1] Richardson A. Mental Imagery. Berlin: Springer; 1969.
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