En junio pasado destacó que la escasez de vacunas contra fiebre amarilla amenazaba la salud de miles de personas en países africanos como el Congo y Angola, pero a este gris panorama ahora hay que sumar el hecho de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció que perdió de vista un millón de unidades que formaban parte de un paquete de 6 millones de vacunas enviado a Angola en febrero pasado.
La carencia de vacunas dificulta acabar con el brote de la enfermedad en estos países vecinos en África.
Al revisar los controles de las muestras, se detectó que faltaba un millón de dosis registradas, de las cuales se desconocía su paradero hasta que una investigación realizada por la Associated Press (AP) reveló qué fue de ellas.
La famosa agencia de noticias encontró que estas vacunas contra la fiebre amarilla sí llegaron a Angola, pero a zonas donde la enfermedad no representa una verdadera amenaza o se carece de jeringas para suministrarlas, mientras que en algunos barrios del Congo, las vacunas no habían sido mantenidas a temperatura adecuada para asegurar su efectividad.
En tanto, la Organización Mundial de la Salud y otras organizaciones que participaron en el reparto de las unidades advierten que en este tipo de entregas normalmente se pierde el 10 por ciento de las muestras, aunque no descartan que las vacunas podrían haber sido robadas por militares y políticos para su reventa en el mercado negro.
Por su parte, Luis Gomes Sambo, ministro de Salud de Angola, aseguró que no ha existido ningún desvío de vacunas.
En tanto, expertos calculan que en el continente africano se han entregado 18 millones de unidades, pero hacen falta 40 millones para acabar con este brote surgido en febrero del presente año, así que, ante la escasez de muestras, la OMS ha recomendado mezclarlas con un 80 por ciento de agua para intentar extender los suministros hasta que llegue un nuevo cargamento.
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