La medicina de especialidad es indispensable para nuestro sistema de salud, pero no debe de ser la columna vertebral del mismo. Pensar que vamos a vencer a la diabetes, obesidad, hipertensión y enfermedad renal crónica con puros especialistas debería de horrorizarnos. Enfrentar estas enfermedades en el tercer nivel de atención es muy costoso y requiere demasiados recursos económicos, materiales y humanos. Los especialistas son sumamente importantes, pero no debemos de pensar que el país estaría mejor si nadie quedara fuera del ENARM.
En muchas facultades y escuelas de medicina, desde el primer día de clases, comienzan a formar médicos para presentar el ENARM. Ser especialista se vuelve una obsesión, no lograrlo se ve como una derrota personal e institucional. Muchas universidades se promocionan utilizando su porcentaje de egresados que logran pasar el examen. En nuestro país, gran parte de la formación médica está enfocada en formar especialistas.
Desde mi punto de vista, es un error continuar con esta visión, sobre todo si pensamos en eliminar el ENARM o hacerlo accesible para todos. ¿Quiénes van a ser nuestros médicos de primer contacto? Muchas veces lo que es bueno para las escuelas de medicina no es bueno para el sistema de salud. La educación médica es un gran negocio y por lo tanto es difícil justificar formar médicos generales (se gana más formando especialistas). Sobre todo, si tenemos en cuenta las condiciones en que laboran los médicos generales.
Si los especialistas encuentran problemas laborales en sus instituciones, los médicos generales están peor. Muchos se ven orillados a trabajar en los consultorios adyacentes a farmacias, en donde las condiciones de trabajo son, en muchos casos, las peores dentro del sistema de salud; sin prestaciones, sin equipo o material, sin libertad para prescribir, con jefes no médicos que únicamente piensan en vender medicamentos y no en curar o atender pacientes.
Otros, tienen que acudir a las maestrías y cursos en medicina estética, cuyos médicos no deben realizar cirugías estéticas (Ley General de Salud Artículos 272 BIS-1 y relacionados. SCJN Amparo en revisión 856/2016) pero aun así existen muchos que las siguen estudiando y practicando cirugías al margen de la ley.
No debemos de tener como meta un país de médicos especialistas, más bien deberíamos buscar que los médicos generales tengan opciones más allá de trabajar en farmacias o en medicina estética. La estrategia que se ha anunciado de que nadie quede fuera del ENARM es preocupante, resulta evidente que no va a mejorar o hacer más barata la atención médica. La limitante en nuestro sistema de salud no es la falta de especialistas, sino la mala distribución y la falta de equipos e instalaciones de calidad en gran parte del país
En lugar de prometer un lugar en el ENARM para todos, deberíamos de buscar la forma de hacer más homogéneo al gremio de los médicos generales y crear campos atractivos de trabajo para ellos. Creo que un excelente primer paso es eliminar las prácticas abusivas dentro de los consultorios adyacentes a farmacia. Es increíble que desde hace años el gobierno federal y los gobiernos locales hayan dejado gran parte de la responsabilidad de la atención primaria en las farmacias. Estos trabajos no se crearon por casualidad o por una idea perversa de algún empresario, empezaron a funcionar porque una gran parte de la población tenía problemas para acceder a servicios de salud de calidad (mucho tiempo de espera para cita, centros de salud lejanos o en malas condiciones, etc.). Además, de que la medicina de especialidad les resultaba demasiado cara. El evento que disparó esta práctica fue la legislación de 2010 que obligaba a tener receta para comprar antibióticos. Los pacientes se dieron cuenta que ir con un especialista por una receta era demasiado caro y los dueños de farmacia vieron esa oportunidad y crearon el sector del sistema de salud que más rápido ha crecido desde entonces. No digo que estos trabajos sean necesariamente malos, pero sabemos que las prácticas dentro de estos consultorios muchas veces son abusivas y no favorables ni para el paciente ni el médico.
A mi me gustaría escuchar en las próximas elecciones (locales y federales) una propuesta para mejorar las condiciones de los médicos generales y fortalecer su práctica, así como equipar y distribuir mejor a los especialistas antes de comenzar a generar miles de médicos especialistas más al año.
Si le interesó mi columna, lo invito a leer mi libro: En la residencia médica, publicada en Amazon en formato físico y digital.
Mauricio Sarmiento tiene un despacho jurídico en el que se ofrece asesoría a médicos o personal de salud en temas de derecho médico y responsabilidad civil. Es autor de ‘En la Residencia Médica’.