Desde la implementación de una política de castigo ejemplar y más severo para aquellas personas que no vacunan periódicamente a sus hijos en Australia, fruto de la emergencia y consolidación de los llamados “grupos antivacunas”, las autoridades del gobierno central han impulsado una estrategia integral que beneficie la protección de los menores de edad en su etapa temprana de desarrollo.
¿Un castigo ejemplar?
“No Jab, No Pay”
Se trata de una medida de protección de los infantes que tiene un impacto potencial en los padres de familia y tutores que se niegan al suministro de vacunas necesarias en esta etapa de los seres humanos.
Consta de la limitación y eliminación de los beneficios sociales que los programas de gobierno, desde la recepción de insumos alimenticios hasta la contratación de servicios por parte del estado, para aquellas colectividades que se rehusen a la vacunación de los niños.
De tal manera, desde su implementación por parte de las autoridades del gobierno a través del Ministerio de Salud, en enero de 2016 y bajo el lema “No Jab, No Pay“, (que se traduce como: sin pinchazo, no hay pago) cerca de 200 mil niños de un edad que oscila entre los cinco y 10 años, recibieron ya todas las vacunas que requerían desde su nacimiento.
No obstante, todavía hay más de 140 mil niños en ese mismo rango de edad, cuyos padres se han quedado sin el subsidio estatal, según lo demuestra.
México
¿Algo así serviría para que todos los tutores vacunen a sus niños?
En nuestro país, parece que los grupos antivacunas no han tenido un auge duradero como en otras regiones del mundo como ha ocurrido, principalmente en Europa. En apariencia, es visible en México un cultura más apegada al Sistema de Vacunación.
Por ejemplo, en 2014, la administración de vacunas por tipo fue de 28 mil dosis aplicadas en los 12 meses que correspondió el estudio elaborado por la plataforma digital Statita.
¿Es necesario obligar a nuestra población a vacunarse?
Imagen: Bigstock