Es innegable que la tecnología ha hecho que avancemos globalmente en la forma de comunicación. Tanto así, que hoy en día es posible trabajar, estudiar, hacer negocios, conocer personas y realizar compras por medio del internet. Sin embargo, el acoso cibernético, es un flagelo de la sociedad actual, amenazando emocionalmente a los individuos y afectando la calidad de vida.
Ya que, también se ha popularizado colgar publicaciones y enviar mensajes en términos despectivos a través de las redes sociales y los canales de mensajería; de manera anónima; con la intención de hacer daño. De hecho, amenazar, intimidar, avergonzar o criticar por medio de pasquines ofensivos online, se ha vuelto una práctica común, donde personas de cualquier edad se convierten en víctimas y victimarios.
El acoso cibernético se esconde bajo el anonimato
En realidad, el acoso cibernético se vuelve una situación difícil de manejar. Debido a que, como consecuencia de la misma seguridad tecnológica, muchas veces no se permite identificar inmediatamente al agresor. Al tiempo que, es complicado controlar cuantas personas han visto el mensaje que vulnera la intimidad o pone en tela de juicio la idoneidad del individuo.
Es así, como aparecen síntomas psicosomáticos como cefaleas, dolor abdominal, taquicardia y opresión en el pecho, que en corto tiempo pueden deteriorar la salud. Igualmente, el acoso cibernético puede llevar al individuo a desarrollar estrés emocional, ansiedad social, depresión, falta de concentración y aislamiento. Aumentando el riesgo de presentar tendencias suicidas, que llevan a la muerte.
Además, la inestabilidad emocional, puede desencadenar en problemas educativos, sociales, familiares y laborales. Especialmente, porque la seguridad y la autoestima se ven vulneradas. Por lo tanto, ante esta situación se debe buscar ayuda y emplear herramientas para quitarle el poder al acosador.
¿Qué podemos hacer?
Es ahí, donde tener pruebas como una captura de pantalla del mensaje se vuelve muy útil; sobre todo, cuando se acude a la policía; ante una investigación. Además, reportar el contenido malicioso en redes, bloquear al usuario e ignorar los mensajes, son estrategias que pueden llegar a desalentar al personaje malintencionado.
Asimismo, evitar contestar la provocación, hablar con una persona de confianza sobre el tema y denunciar, son mecanismos que se deben tener presente para ponerle freno a esta situación. Por ello, los gobiernos han puesto en marcha programas educativos que dan a conocer los riesgos a los cuales se enfrentan los usuarios de las nuevas tecnologías.
De hecho, en México, existe la página web: https://www.gob.mx/ciberbullying, donde todos los grupos etarios pueden encontrar información acerca del acoso cibernético. Además, se presentan herramientas para denunciar, entender, prevenir y mitigar los riesgos.
De este modo, podemos ver que el acoso cibernético puede llegar a afectar la salud física y mental del individuo. Por lo tanto, es necesario tomar medidas preventivas y buscar ayuda de las autoridades competentes para derrotar este verdugo, que quiere entrometerse en nuestras vidas y causar daño.
Pero, además se hace necesario buscar técnicas psicoterapéuticas para paliar la inestabilidad emocional y enfrentar cada desafío de una manera asertiva. Ya que, la tecnología llego a nuestras vidas para quedarse y debemos aprender a utilizarla en beneficio de la sociedad. Sin dejar que afecte la salud y el bienestar, al que todos tenemos derecho.