En Estados Unidos, el Ejército decidió transferir la licencia de una vacuna contra zika que se encuentra en fase 1 de pruebas a la farmacéutica Sanofi, sin embargo, la decisión ha generado polémica.
Con esta acción el desarrollo hasta ahora trabajado por el Instituto del Ejército Walter Reed de Investigación y los Institutos Nacionales de Salud (INS) sería trabajado y fabricado para su venta a gran escala por la farmacéutica francesa.
En julio de 2016 Sanofi había anunciado que colaboraría más estrechamente con el Instituto de Investigación Militar Walter Reed en este proyecto, aunque no dio detalles financieros del acuerdo por el que la nueva tecnología pasaría a dominio de Sanofi Pasteur.
Recientemente organizaciones no gubernamentales como Knowledge Ecology International (KEI) expresaron su preocupación por lo acontecido, pues se desconoce “cómo el precio de la vacuna puede afectar su acceso”.
KEI considera que la licencia no resultaría legal, ya que sería innecesario que la farmacéutica desarrollara la vacuna dado que el proyecto recibió “amplios subsidios del gobierno”. En este sentido ha destacado que, además de obtener aprobación para la fórmula, Sanofi ganaría un vale de revisión prioritaria de la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), el cual fue creciendo en valor en los últimos años, pues esta opción se concede a terapias que pueden ofrecer mejoras significativas en la prevención, diagnóstico o tratamiento de enfermedades graves.
Al respecto, Sanofi ha respondido que es muy temprano para hablar de costos de la vacuna o su disponibilidad en el mercado, no obstante, señaló que la empresa está “compartiendo los riesgos inherentes” al asociarse con el gobierno, asimismo, está “asumiendo riesgos financieros y de oportunidad, dedicando recursos humanos y de otro tipo para este proyecto que podrían destinarse a otros proyectos”.
En julio de 2015 Sanofi se asoció con el Ejército de Estados Unidos para desarrollar esta tecnología y más tarde ganó una beca del gobierno para apoyar el trabajo, la cual ascendió a 43 millones de dólares, la cual cubriría la fase 2 de investigación, si bien la francesa ha advertido que, si todo va bien, podría pedir “soporte” para la fase 3.