Hay calcetines que miden la frecuencia cardiaca, aparatos que calculan los niveles de oxígeno e incluso pañales inteligentes que estudian la orina de los bebés para alertar sobre el riesgo de infecciones o deshidratación.
Cualquier pensaría que estos dispositivos facilitarían el trabajo a los médicos pediatras, pero en España los especialistas no están de acuerdo, y al contrario de lo que podría creerse, afirman que los wearables para bebés se han convertido en una pesadilla.
Un estudio realizado por investigadores del Children’s Hospital de Filadelfia respalda esta afirmación al criticar que el uso de esos monitores lo único que ocasiona es llenar las salas de urgencias con falsas alarmas.
“Los padres de bebés sanos no necesitan utilizar esa clase de aparatos en casa”, declaró la neonatóloga Elizabeth Foglia, en un artículo publicado en la revista JAMA, de la American Medical Association.
Estos sensores no disminuyen el riesgo del Síndrome de Muerte Súbita en el Lactante. En cambio, tomar algunas precauciones como que el bebé duerma boca arriba en vez de boca abajo o de lado, o evitar fumar en el entorno del bebé, son medidas que sí han demostrado ser más eficaces en la prevención de la muerte súbita y que además ayudan a ahorrar mucho dinero.
La especialista enfatizó que los fabricantes de los dispositivos para bebés han aceptado que sus productos no tienen la capacidad de prevenir el síndrome, sin embargo, en su publicidad indican que sólo “emiten señales de alerta”.
Existen aparatos que prometen tener bajo control el ritmo cardiaco, los niveles de oxígenos y a temperatura corporal, pero después de haber analizado una serie de estos monitores, hemos descubierto que sólo provocan más estrés en los padres. Los bebés sanos suelen tener recaídas ocasionales de oxígeno de menos del 80 por ciento, sin que tengan consecuencias, y en la mayoría de los casos esto no es motivo de alarma, sin embargo, no son pocos los padres que acuden a urgencias para saber si algo anda al con sus bebés.
La especialista asegura que los fabricantes de estos dispositivos sólo se aprovechan de la inseguridad y de la responsabilidad de cuidar a un bebé, lo que termina generando más preocupación en los padres.
No hay evidencia de que estos aparatos midan con precisión las señales vitales, por lo que es necesario que la Agencia de Alimentación y Medicamentos (FDA) desarrolle una reglamentación. Los dispositivos, por muy inteligentes que sean, no sirven para nada si no generan la relación adecuada.