- La luminosidad que los teléfonos celulares emiten a los ojos durante la noche aumenta el estado de alerta de los usuarios.
- El uso de este tipo de equipos también altera los ritmos circadianos y genera trastornos del sueño.
- Las luces más nocivas son la ultravioleta y la ultravioleta azul (de longitud de onda corta) y normalmente son las que se reciben de los dispositivos digitales.
El mundo moderno está marcado por el uso cotidiano de dispositivos móviles. Aunque su principal objetivo es simplificar las labores de la vida, al final no todo es favorable. De la misma forma que ocurre con otros ámbitos, cuando hay un abuso hay distintos riesgos para la salud y los ojos son los más afectados.
Acerca de este tema, Pilar Durán Hernández, quien es investigadora titular de la Facultad de Ciencias de la UNAM, dijo que durante los últimos tres años la mayoría de la población ha caído en el abuso de dispositivos digitales. Cuando eso ocurre en la noche, antes de dormir, se generan alteraciones en la calidad del sueño y los ritmos circadianos por la estimulación fótica.
La luz de los teléfonos celulares es bastante peligrosa
La luminosidad que los teléfonos celulares emiten a los ojos durante la noche aumenta el estado de alerta de los usuarios. También provoca daños al órgano que modula la visión.
“Todo exceso es malo. La sobreexposición a la luz azul de los dispositivos digitales también nos provoca degeneración macular, cataratas, alteraciones en córneas y ojo seco, un problema por el abuso en el uso de estas tecnologías”.
La especialista en Neurobiología explicó que el sueño está controlado por un proceso homeostático y otro circadiano. Por lo que es necesario dormir para tener una buena salud y descansar para recuperar lo que perdimos durante el sueño. El problema es que con los estímulos fóticos esto ya no ocurre.
Agregó que las más nocivas de las luces son la ultravioleta y la ultravioleta azul (de longitud de onda corta). Normalmente son las que se reciben por los dispositivos digitales, las cuales también pueden generar cataratas y alteraciones en el despertar.
Los daños en la visión se podrían heredar
Cuando esa luminosidad llega a la retina es absorbida por los bastones y conos, lo que provoca una disminución en la cantidad de melatonina que se secreta y conduce a cambios en la expresión genética. Con esto se generan alteraciones epigenéticas o cambios puntuales que incluso se podrían heredar.
En la edad adulta, continuó, se generan nuevas neuronas, proceso que podría verse reducido cuando se está ante estímulos nocturnos de luz fótica, así como una etapa elevada de neuroinflamación. Es decir, un alto grado de estrés oxidativo en los tejidos, disminución en los procesos aprendizaje-memoria y alteraciones en el estado de ánimo.
“Si no cuidamos nuestra salud también estaríamos en posibilidad de padecer una serie de desórdenes del ciclo sueño-vigilia como insomnio, hipersomnolencia diurna, narcolepsia, apnea del sueño –que puede provocar muerte neuronal–, desórdenes del sueño paradójico como realizar actividades en horarios que son para descansar, así como el síndrome de piernas inquietas”.
Si queremos asegurar un sueño reparador es necesario evitar el consumo de bebidas exudadoras del sistema nervioso central y la actividad física intensa por la noche. También el uso de dispositivos digitales por lo menos dos horas antes de dormir.
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