- Se estima que el 5% de la población adulta padece depresión y es una de las principales causas que conducen al suicidio.
- No se conocen las causas exactas que la provocan pero los principales factores que contribuyen a su aparición son los sociales, psicológicos y biológicos.
- Se trata de un trastorno mental tan complejo que va más allá de la tristeza.
La salud mental es igual de importante que la física aunque muchas veces es ignorada por las personas. El inconveniente es que algunos problemas como la depresión y ansiedad se han normalizado aunque no debería ser así. Ambos son bastante graves porque no permiten un correcto desarrollo y pueden ser el inicio de otros padecimientos.
La gravedad del problema
Por su parte, las afecciones de salud mental comprenden trastornos mentales y discapacidades psicosociales, así como otros estados mentales asociados a un alto grado de angustia, discapacidad funcional o riesgo de conducta. Las personas que las padecen son más propensas a experimentar niveles más bajos de bienestar mental, aunque no siempre es necesariamente así.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) menciona que a lo largo de la vida hay múltiples determinantes individuales, sociales y estructurales que pueden combinarse para proteger o socavar la salud mental.
Existen factores psicológicos y biológicos individuales, como las habilidades emocionales, el abuso de sustancias y la genética, que pueden hacer que las personas sean más vulnerables a este tipo de afecciones.
Ahora bien, el impacto de la depresión y ansiedad no solo se traduce en el estado anímico de las personas sino también en su rendimiento laboral. De hecho, se estima que ambas causan una pérdida de 12 mil millones de días de trabajo cada año, lo que se traduce en pérdidas de casi mil millones de dólares en la economía mundial.
Con esto en mente, la OMS y la Organización Internacional del Trabajo hicieron un llamado para adoptar medidas concretas para abordar los problemas de salud mental en el entorno laboral.
Las directrices mundiales de la OMS recomiendan una serie de medidas para afrontar los riesgos asociados a la salud mental, como las grandes cargas de trabajo, los comportamientos negativos y otros factores que generan angustia.
Por primera vez, la agencia de salud recomienda formar a los directivos para que aprendan a evitar los entornos de trabajo estresantes y atender a los trabajadores que se sientan angustiados.
Un reciente Informe de salud mental a nivel global reveló que de los mil millones de personas que vivían con un trastorno mental en 2019, hubo un 15% de adultos en edad laboral que experimentaron esos síntomas. El trabajo agudiza problemas sociales más importantes que afectan negativamente a la salud mental, como la discriminación y la desigualdad.
Aún sigue siendo tabú
La intimidación y la violencia psicológica, también conocida como mobbing, es una de las principales causas de acoso laboral que provoca un impacto negativo en la salud mental. Sin embargo, hablar o revelar problemas de salud mental sigue siendo un tabú en los entornos laborales de todo el mundo.
Las orientaciones también recomiendan mejores métodos para atender las necesidades de los trabajadores con problemas de salud mental, proponen actuaciones que apoyen su reincorporación al trabajo y, en el caso de padecer síntomas graves, ofrecen medidas que facilitan la incorporación al empleo remunerado.
Tedros Adhanom Ghebreyesus destacó que “el bienestar del individuo es razón suficiente para actuar, pero una mala salud mental también puede tener un efecto desgastador en el rendimiento y la productividad de una persona. Estas nuevas directrices pueden ayudar a prevenir situaciones y culturas laborales negativas, y ofrecer una protección y un apoyo a la salud mental muy necesarios para los trabajadores”.
Invertir para lograr un entorno laboral seguro y saludable
El segundo documento, elaborado conjuntamente, explica las directrices de la OMS mediante estrategias concretas para los gobiernos, los empleadores y los trabajadores, y sus organizaciones, en los sectores público y privado.
Su objetivo es apoyar la prevención de riesgos causados por la salud mental, su protección y mejora en el trabajo, y apoyar la participación y el desarrollo de las personas que sufran esos síntomas en el ámbito laboral. Para la aplicación de estas estrategias se indica que serán fundamentales la inversión y el liderazgo.
A modo de ejemplo, el COVID-19 provocó un aumento del 25% de los casos de ansiedad y depresión en todo el mundo, un hecho que mostró la falta de preparación de los gobiernos para lidiar con el impacto de la enfermedad en la salud mental y que también reveló la escasez crónica de recursos para combatirla a nivel mundial.
También lee:
Redes sociales y depresión, ¿aumentan el riesgo entre la población?
Depresión de Facebook, ¿la nueva enfermedad de los millennials?
Las frases motivacionales que nunca se deben decir a personas con depresión