Hoy se celebra el Día de la Hidratación y queremos comentarte cómo es de importante que los niños estén hidratados. El agua es esencial para la vida y debes saber que se pueden subsistir varios días sin comer pero no sin beber, puesto que la pérdida de líquidos es constante y en el organismo no existen reservas de agua. En niños, este líquido es vital para el crecimiento y el desarrollo, puesto que de ello dependen la absorción de todas las vitaminas y minerales.
A la largo de la vida. En el feto, más del 90% de su peso corporal es agua y ya este porcentaje desciende hasta el 75% en los recién nacidos. Cuando pasan 6 meses, el agua representa el 60% del peso y en el estado adulto, la proporción se reduce a un 50%, lo que muestra que hasta los 18años, la necesidad de líquido es mucho mayor.
Los bebés amamantados no necesitan beber agua
Los colectivos más vulnerables de sufrir deshidratación son los niños, bebés en períodos de lactancia y jóvenes, ya que, además de las necesidades fisiológicas de su edad, suelen llevar a cabo actividad y ejercicio físico de forma continuada, lo que hace que en su organismo aumente la pérdida de agua que debe reponerse.
Los bebés amamantados no necesitan beber agua. Los bebés hasta los seis meses solo necesitan leche materna, que está compuesta (en casi el 90%) por agua y contiene los minerales y nutrientes necesarios para satisfacer los requerimientos alimenticios del bebé y mantenerlo correctamente hidratado.
Según su edad, la cantidad de agua que debe tomar un niño es:
- De 0 a 6 meses: 700 ml.
- De 7 a 12 meses: 800 ml
- De 1 a 3 años: 1,3 litros.
- De 4 a 8 años: 1,4 litros.
Síntomas de falta de hidratación
Si eres padre y/o tutor, deberás estar atento a los siguientes síntomas para saber si tu hijo está deshidratado, entre los que destacan los siguientes:
- Boca y lengua reseca.
- Piel grisácea.
- Falta de lágrimas.
- Ojos hundidos.
- Disminución de producción de orina.
- Fatiga o mareos (si el niño es mayor).
- Fontanelas hundidas en la cabeza del bebé.
Por último, se debe reseñar que con una pérdida de solamente el 1% de agua corporal se siente sed. Para llegar a sentirla, las células han comenzado a acusar este déficit de agua y afecta ligeramente a ciertas reacciones metabólicas. Cuando este porcentaje aumenta al 2%, se percibe una falta de rendimiento y resistencia, lo que deja entrever ya una falta de hidratación.